/ Escuchar y no callar / Miguel de la Guardia /
A pesar de la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio, claramente planteada por el señor Sánchez sin contar con su partido y con la intención de evitar las autocríticas en profundidad, si los votantes de PP y PSOE fueran inteligentes, los primeros se desprenderían de las suposiciones de que solo pueden gobernar con Vox, lanzando propuestas de colaboración, o al menos de abstención, a sus adversarios políticos para evitar caer en manos de radicales, como le pasara al PSOE del señor Sánchez y su postureo izquierdista. Los segundos harían bien en salvar los muebles, dejando solo a quien se apropió de la campaña electoral desde el Consejo de Ministros y ahora se limita a hacer uso de su prerrogativa de convocar elecciones asumiendo, con la boca pequeña, su responsabilidad en el descalabro electoral de locales y autonómicas. Haría bien ese PSOE poniendo su abstención al servicio de los ganadores para evitar la derechización de los ayuntamientos y gobiernos autónomos, huyendo de la máxima de que peor es mejor. Eso, en mi opinión, junto con un voto de censura a la actual directiva del partido por los que piensan que con Bildu ni a la vuelta de la esquina, o con Alfonso Guerra, que persistir en el error de mantener como candidato a un ególatra que no tiene el menor reparo en mentir, permitiría recuperar algo de credibilidad frente al electorado y poner fin a una época de mentiras y promesas falsas. Otro tanto cabría esperar del PP absteniéndose o apoyando al PSOE en Navarra para evitar que los colegas de los asesinos se enseñoreen sobre las víctimas o apoyando a un gobierno local de Barcelona que no excluya a los que no son separatistas.
El hundimiento de Podemos ha dejado en evidencia a los ministros que se agarran al coche oficial y sus privilegios de casta y su discurso de odio le ha puesto donde le corresponde estar y ese es uno de los aspectos positivos de la disolución de las cortes, al dejar fuera de sus poltronas a diputados carentes de una gestión inteligente.
Las malas noticias son la desaparición de Cs y que Vox haya convencido a un gran número de votantes y creado la impresión de que su populismo pueda ser un dique de contención frente a los abusos de separatistas, radicales violentos y otros supremacismos. A pesar de mi respeto a los votantes de todas las opciones, creo que haría bien el PP en integrar a las personas válidas de Cs en sus filas y no caer en las trampas de Vox y en este tema los socialistas tienen la oportunidad de ofrecer su abstención como freno a la necesidad de pactos como el de Castilla y León, que auparon a la vicepresidencia y dieron altavoz a un mediocre, y evitar asociaciones tóxicas con quienes nunca han pedido perdón a las víctimas del terrorismo y quienes en Cataluña gobiernan contra la mitad de su población, prohíben la enseñanza a los ciudadanos en la lengua familiar y aprovechan los recursos del poder municipal y regional para alimentar sus discursos de odio hacia España y los catalanes que se sienten también españoles.
Espero por el bien de mi país y del propio PSOE que las elecciones de julio supongan el fin de las políticas de confrontación y la desaparición de muchos de los políticos arribistas que nos ha tocado sufrir, aunque no será fácil que se establezca un nuevo clima de colaboración en la búsqueda del bien común; especialmente cuando desde Moncloa se ha situado en las listas a sus palmeros e incondicionales.

Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.
Miguel, pasadas las elecciones locales y autonómicas nuestro presidente se reunió con el grupo parlamentario en el Congreso. ¿Recuerdas la ovación dada? ¿Era una forma de celebrar el éxito habido? Seguiremos favoreciendo el enfrentamiento y orillando la búsqueda de consensos entre los grandes grupos parlamentarios. ¡Qué error! Guillermo.
Miguel, un PSOE al servicio de los intereses políticos del PP es el clásico sueño húmedo del ecumenismo político conservador (sean feijoos, cebrianes o resentidos tipo guerra)
Mis queridos amigos, os agradezco los comentarios. Ese es el valor de la democracia. Podemos pensar diferente pero, al final, nos toca remar a todos en la dirección de la mayoría.
En cuanto a lo del ecumenismo húmedo.., debo reconocer que me ha encantado y bien.merece una cerveza que estaré encantado de pagar y compartir contigo para hablar de aislar a los extremismos o aprovecharse de su complicidad.
Por supuesto que hago extensiva la invitación a mi querido Guillermo y también a Pablo Batalla, para equilibrar opiniones!!!
Esa es la grandeza del periodismo digital
Estimado Vicente, en ningún lugar del texto aprecio que se pida poner el PSOE “al servicio de los intereses políticos del PP”, sino de nuestras gentes y de sus necesidades, v.gr. de una sanidad sin demoras, de una educación pública de calidad y no como la que tenemos que es susceptible de muchas mejoras. Creo que Miguel como yo está cansado de un país que divide a sus gentes sin buscar puntos de acuerdo y programas de mejora. Nuestros padres trabajaron de sol a sol y la socialdemocracia favoreció el estado que tenemos. Había elementos en común que ganar. Hoy hay excesiva división. Si la democracia sirve de algo es para conciliar opiniones en torno a intereses que son comunes, de todos. Guillermo
Estimado Guillermo, sin duda “los puntos de acuerdo y programas de mejora” son loables intenciones.
Propongo algunos:
Apoyar el estado de alarma en plena pandemia. Cumplir la Constitución en lo relativo al poder judicial. No cuestionar la violencia machista ni el cambio climático. Defender un salario mínimo decente. Favorecer una reforma laboral que facilita el empleo de calidad. No tratar de deteriorar la imagen de España en el exterior. Potenciar el sistema nacional de salud y el sistema educativo público. Aprobar unas pensiones dignas. Reconocer la pluralidad de España. Defender el derecho al aborto y la eutanasia. No discriminar por razones de identidad sexual,..,
Creo que son puntos de encuentro bastante transversales que sólo buscan el bien común.