Calendario (13)
Antonio
/por Avelino Fierro/
Yo también vivía aquellos días del verano de 2016 observando la luz. «Examino la luz cuando viajo. Noto cómo me abstrae…», escribías. Y puede que, también como a ti, consiguieran envolverme las palabras. Protegido del sol —entre algodones, sombreros y toallas— y del murmullo de los nadadores y del agua, llegaban esplendores decaídos y voces amortiguadas. Te leía y rumiaba tu libro. Y dibujaba en él tratando de aislarme como si estuviera en casa, como a mí me gusta, con la persiana baja, a la sombra luminosa de la lámpara. El desapercibido. Pero allí, en aquel mes de junio, en aquella playa ventosa del norte, no podía abstraerme y traducir correctamente en los trazos del lápiz tus palabras. No me abismaba —como tú— en la inmovilidad, la mente embalsamada, sentado en la piedra de tu poema, mientras le hablabas a una mata de aliagas, al romero y a unos guijarros, a las hormigas…, con el viento solano pasando entre lo mineral y lo vivo. Yo sentía el mundo, los pies enterrados en la arena, y contemplaba el ritmo marino: gaviotas chillonas, un carguero que pasaba llevando quizá al joven marinero del poema de Andrade (tal vez Kai Haagen, los labios mordidos por el viento), los gritos de los niños, las pieles agrietadas, la rueca de las horas en aquel trozo de playa. ¿Recuerdas que te envié ese libro repleto de bañistas, lectores, la línea luminosa y desdibujada del horizonte, hamacas y sombrillas rayadas? Déjame que yo escoja para recordarte un día como ese. Igual que tú llegas ahora sin hacer ruido, como llega el dolor verdadero, dentro de un rumor o una vibración del aire. Porque ahora leo y en todos los poemas pareces encontrarte. Mira si no en estos dos libros comprados esta mañana. «Se ha quedado solo el campo/ con una herida en su entraña», de Corredor-Matheos. O en este de Vasko Popa, «Bajo la tierra / el aleteo impotente / y el ciego arañar de las garras.// Sobre la tierra nada». Ojalá llegue la brisa de todos los versos hasta ti, como el aleteo de esa mariposa en Pekín que imaginas en uno de tus artículos y en el que también están los movimientos tranquilos de tu mujer mientras duerme y hablas de un bordado cuando ejerces la negación en tu pensamiento. Diecisiete de junio; en el ordenador de la oficina, un correo de Gema a las 11:12 de esta mañana: «Me dicen que hoy ha fallecido Antonio Cabrera».
Avelino Fierro (Chozas de Arriba [León], 1956), licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y fiscal de Menores de León, es escritor de diarios, poemas, dibujante y coleccionista de libros. Sus textos diarísticos han visto la luz en tres volúmenes: Una habitación en Europa (2010-2012), Ciudad de sombra (2013-2014) y La vida a medias (2015-2016), todos ellos publicados por la editorial Eolas.
Pero qué maravillas encuentro en este espacio!!
Todo es fabuloso!
Gracias por compartir algo tan bueno y presentarnos a personas tan interesantes.
Un abrazo⚘