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Ser libre y estar segura (de serlo): individuo, poder y ‘big data’

Un artículo de Claudia García Morán

Este artículo es una adaptación de un ensayo que, con el mismo título, obtuvo el tercer premio en la categoría «Disertación filosófica» de la XXª Olimpiada de Filosofía de Asturias organizada por la Sociedad Asturiana de Filosofía en 2020.

/ por Claudia García Morán /

Hacia una sociedad Verisure

«La tecnología de la alarma Verisure te permite un control total de tu hogar estés donde estés, en tu casa o en cualquier lugar del mundo», dice el anuncio de una empresa de seguridad. Lo hace mostrando una casa acristalada, moderna, blanca, en un espacio alejado de otras casas. Una especie de cárcel de cristal de diseño perfecto y acabados de lujo ajena a todo peligro. Una familia segura. Alejada de los otros. Disfrutando de la «república independiente de tu casa», como dice el conocido eslogan de una multinacional. El individuo protagonizando «la desaparición del exterior» (Méndez Rubio, 2018). ¿Menos libre quizá?

«No salgas sola», nos recomiendan. «No vuelvas tú sola por la calle de noche», nos recuerdan. «Cuando le pasó aquello estaba sola de madrugada». La sociedad insiste en que el delito es ir sola, que, para estar segura, no debemos salir solas. ¿Para estar más segura debo ser menos libre?

La libertad como opción supone un riesgo. El colectivo, el Estado y la ley nos protegen, pero siempre exigiendo por esta seguridad una rebaja en la libertad. Aparentemente, los estados más cercanos a las dictaduras ofrecen seguridad a cambio de libertad. Las propuestas que creen más en el individuo que en el estado prefieren la libertad, aunque se pierda seguridad. ¿Cuál es la solución? Otros deciden sobre mí en cosas que me darán más seguridad, pero me restarán libertad. No puedo estar gordo, no puedo fumar, no puedo… hacer muchas cosas. Y apenas me doy cuenta de que eso que es por mi bien, está coartando mi libertad. La necesidad de estar segura se produce porque hay un miedo al otro. El Estado me protege del otro. «Si no has hecho nada, no te importa que te vigilen», dicen algunos. «No pasa nada porque haya cámaras». Eso solo es malo para los que hagan las cosas mal. Es mejor estar protegido.

Sociedad de control, panóptico y Big Data

Esta tendencia a la ultraprotección del individuo y de la sociedad, que se convierte de manera velada en un control (Deleuze, 1991), se entiende mejor a teoría del panóptico de Michel Foucault (1975, 1981, 2006), en la que, tomando como base las ideas de Jeremy Bentham, estudia el régimen penitenciario entre los siglos XVI y XIX y el modo en que las relaciones de poder y las tecnologías de control están presentes en nuestra sociedad (Gendler, 2017). Al filósofo francés le interesa sobre todo el modo en que la sociedad vigila y castiga a través de sus instituciones (la escuela, la cárcel, las instituciones psiquiátricas…) y también cómo se combinan la seguridad, el territorio y la población. El concepto fundamental es el del poder (no solo el Estado) y cómo este se relaciona con la sociedad. Como expone Romero Cuevas (2007),

«La microfísica del poder de Foucault se ocupa, en cambio de las relaciones de poder que recorren en forma de red los múltiples ámbitos de la sociedad y cuya forma paradigmática serían las disciplinas. Estas son implementadas, impuestas y asimiladas por los individuos sobre los que se aplican, en el marco de los espacios arquitectónicos configurados en su disposición física para tal fin: la escuela, el hospital, el manicomio, la fábrica, la cárcel».

Según explica Óscar Castillero Mimenza (2017), para Jerry Bentham,

«El panóptico en sí es una forma de estructura arquitectónica diseñada para cárceles y prisiones. Dicha estructura suponía una disposición circular de las celdas en torno a un punto central, sin comunicación entre ellas y pudiendo ser el recluso observado desde el exterior. En el centro de la estructura se alzaría una torre de vigilancia donde una única persona podía visualizar todas las celdas, siendo capaz de controlar el comportamiento de todos los reclusos. Estos, sin embargo, no podían ser nunca conscientes de si eran vigilados o no, dado que dicha torre estaba construida de forma que desde fuera era vista como opaca, no sabiendo dónde estaba o qué hacía el vigilante. Así, el recluso podía estar siendo vigilado a cada momento, habiendo de controlar su comportamiento con el fin de no ser castigado».

Foucault retoma la idea del panóptico y lo lleva al ámbito político. Lo resume así Maximiliano García y García (2019): «Los mecanismos disciplinarios del panóptico, sutiles y precisos, pasarán entonces a ejercer su poder sobre el tejido mismo de la sociedad, funcionando debajo de esta como mecanismo de relojería». Ya más cerca en el tiempo, el filósofo coreano Byung-Chul Han ha identificado este panóptico que controla la sociedad (sociedad del cansancio, la denomina él) con el Big Data (Occhiuzzi, 2018): el individuo está controlado por el algoritmo y no es ni siquiera consciente de que se le está controlando: Internet es el Big Brother, el ojo que todo lo ve, como, cuando en la película Minority Report, de Steven Spielberg, la policía es capaz de prevenir los delitos porque sabe que van a suceder antes de que sucedan y puede intervenir con antelación. Cuando el individuo quiere tomar conciencia de esta realidad, la de haberse convertido en una especie de marioneta, y quiere salir de esa situación, es apartado de la colectividad, como dice en su libro La expulsión de lo distinto (Marroquín, 2017). Sobre las teorías de Han, escribe Amparo Marroquín que «su preocupación recurrente viene dada de la manera como el capitalismo y la revolución digital mantienen nuestra vida en una paradoja: por un lado, se nos dice que somos libres, pero por el otro la psicopolítica utiliza su poder seductor […] para que sea el individuo quien voluntariamente se someta a la red de vigilancia y control en la que vivimos inmersos».

Libres y seguros (¿seguro?)

La relación entre libertad y seguridad produce siempre una tensión. Es un tema de debate y discusión en el ámbito socio-jurídico (Pérez Cepeda y Bernuz Benéitez, 2006). Y esto es así porque en la sociedad digital en la que vivimos es imprescindible reconsiderar el contrato social, que no puede ser el mismo que establecieron en sus teorías clásicas Hobbes con su Leviatán o Locke con su Segundo tratado sobre el gobierno civil, por ejemplo (Puigpelat Martí, 2005). La libertad como estado natural no puede entenderse sin la necesidad de renunciar a parte de ella a cambio de seguridad. La nueva realidad provocada por la sociedad digital obliga a repensar el debate entre ambas tratando de encontrar un equilibrio, que en opinión de Fernández Rodríguez (2010: 1) es un «equilibrio imposible» y que está siempre como un interrogante. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a renunciar a nuestra libertad para sentirnos más seguros? ¿Cuánta de esta libertad vamos a depositar en las manos del poder, del Estado, de las instituciones? El filósofo esloveno Slavoj Žižek, en un polémico artículo de 2005 titulado «Contra los derechos humanos», afirma que existe ya una evidente falta de libertad de elección y que el individuo debe defenderse del poder para seguir manteniendo su derecho básico a la búsqueda del placer.

Aquí y ahora

En una sociedad como la actual, alejada de las verdades y los principios de la modernidad y la Ilustración, menos convencida de los valores supremos y universales, no parece que haya un acuerdo sobre cuestiones fundamentales. Vivimos atrapados entre en lo que algunos han denominado un pensamiento líquido (Bauman, 2004, 2006) o en un territorio flotante (Maffesoli, 2005), y la necesidad de buscar raíces para sentirnos más seguros. La sociedad, el individuo, han pasado de estar en un estado de derecho a un estado de seguridad (Agamben, 2005). Es en este momento cuando entran en conflicto los derechos fundamentales y cuando hay que tomar decisiones en torno a sus posibles límites y dónde situarlos (Brage Camanazo, 2004). Y mucho más en un instante como en el que nos encontramos, caracterizado por la velocidad, la prisa, la rapidez, la falta de tiempo que nos impiden reflexionar de manera pausada sobre la realidad y los valores por los que esta debe regirse.

En un momento como el presente —con restricciones de la libertad en favor de la seguridad, con nuevas realidades humanas y sociales, con fundamentalismos y populismos políticos que amenazan la convivencia—, tomar buenas decisiones en torno a estas cuestiones exige profundizar en los fundamentos filosóficos, éticos, sociales y políticos de la libertad y de la seguridad. Porque de ellas depende en gran medida no solo el equilibrio social y el buen desarrollo de la polis, sino la posibilidad de que cada individuo pueda perseverar en algo que le define como ser humano y que el pensamiento clásico denominaba eudaimonía: la constante búsqueda de la felicidad (Camps, 2019).

No se me ocurre mejor manera de conseguirlo que seguir la propuesta de Martha Nussbaum (2012), especialista en filosofía antigua, filosofía política, filosofía del derecho y ética, y que obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, quien, en su último libro, plantea que la solución para el desarrollo humano en sociedad es mantener su poder de crear capacidades: «El enfoque de las capacidades pretende ser una “doctrina política” y, como tal, se encamina a determinar parcialmente “derechos específicamente políticos”. Por tanto, no procura establecer un modus vivendi, sino una “concepción normativa” que dé lugar al pluralismo y la libertad. De acuerdo con ello, el enfoque de las capacidades plantea una teoría de la justicia capaz de servir de base “para el derecho constitucional y las políticas públicas de una nación que aspire a la justicia social”» (Nussbaum, 2012: 49).

Conclusión

Libres para pensar, libres para actuar. Control del estado y autocontrol del individuo. Respeto por el otro. Ley y orden. Límites. Convivencia, riesgo, disciplina. Felicidad. Paternalismo. Conciencia individual. Represión. Big Data.

En lo que a mí respecta, vivir en un frío palacio de hielo como Elsa, la protagonista de la película Frozen; ocultarse en mitad de la nada para estar segura como Julia Roberts en le película Durmiendo con su enemigo, crear un mundo falso, un simulacro de realidad siempre perfecta y segura pero siempre controlada, como en El show de Truman, no parece ser la solución. Vivir exige conciencia y riesgo.

Una sociedad más completa y un individuo más realizado toman conciencia de los peligros que les acechan (pérdida de libertades, control desmedido, desigualdades, discriminación, falta de espacios para el debate, etcétera) y ponen de su parte para avanzar en un progreso individual y colectivo, para crear un espacio de transformación social. Para mí, y quizá esto sea difícil de asumir en tiempos que parecen más predispuestos a la distopía que a la utopía, todo podría reducirse a lo siguiente: Ser libre y estar segura (de serlo).

Referencias bibliográficas

Agamben, Giorgio: «De l’État de Droit à l’État de sécurité», Le Monde, 23 de diciembre de 2015. [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de: http://artilleriainmanente.blogspot.com.ar/2015/12/giorgio-agamben-delestado-de-derecho.html]

Bauman, Zygmunt: Modernidad líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004.

Vida líquida, Barcelona: Paidós, 2006.

Brage Camazano, Joaquín: Los límites a los derechos fundamentales, Madrid: Dykinson, 2004.

Byung-Chul Han: La sociedad del cansancio, Madrid: Herder, 2012.

Camps, Victoria: En busca de la felicidad, Barcelona: Arpa, 2019.

Castillero Mimenza, Óscar: «La teoría del panóptico de Michel Foucault», 04/03/2017. [Recuperado el 19 de febrero de:  https://psicologiaymente.com/social/teoria-panoptico-michel-foucault]

Deleuze, Gilles: «Posdata a las sociedades de control», 1991. [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de http://www.fundacion.uocra.org/documentos/recursos/articulos/Posdata-sobre-las-sociedades-de-control.pdf].

Fernández Rodríguez, José Julio: «Seguridad y libertad. ¿Equilibrio imposible? Un análisis ante la realidad de internet», en José Julio Fernández Rodríguez y Daniel Sansó-Rubert Pascual: Internet: un nuevo horizonte para la seguridad y la defensa, Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 2010.

Foucault, Michel: Vigilar y castigar, México: Siglo XXI, 1975.

Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones (ed. y trad. de Miguel Morey), Madrid: Alianza, 1981.

Seguridad, territorio, población. Curso en el Collège de France, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2006.

García y García, Maximiliano: «Sobre el panóptico: Bentham, Foucault y Han», Reflexiones Marginales, 50, 28 de marzo de 2019. [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de https://revista.reflexionesmarginales.com/sobre-el-panoptico-bentham-foucault-y-han/].

Gendler, Martín Ariel: «Sociedades de control: lecturas, diálogos y (algunas) actualizaciones», Hipertextos, vol. 5, núm. 8 (julio-diciembre de 2017), pp. 57-83. [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de: Gendler.pdf (revistahipertextos.org)].

Hobbes, Thomas: Leviatán, Madrid, Editora Nacional, 1979.

Locke, John: Segundo tratado sobre el gobierno civil, Madrid: Alianza, 1990.

Maffesoli, M.: El nomadismo: vagabundeos iniciáticos, México: Fondo de Cultura Económica, 2005.

Marroquín, Amparo: «La expulsión de lo distinto, de Byung-Chul Han», Realidad: revista de ciencias sociales y humanidades, núm. 149 (2018), pp. 205-209. [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de: Dialnet-LaExpulsionDeLoDistintoDeByungChulHan-6520862 (1).pdf].

Méndez Rubio, Antonio: La desaparición del exterior, Zaragoza: Eclipsados, 2012.

Nussbaum, Martha: Crear capacidades: propuesta para el desarrollo humano, Barcelona: Paidós, 2012.

Occhiuzzi, Javier: «Byung-Chul Han y el panóptico digital», La Izquierda Diario, 6/10/2019 [Recuperado el 19 de febrero de 2021 de https://www.laizquierdadiario.cl/Byul-Chun-Han-y-el-panoptico-digital].

Pérez Cepeda, Ana Isabel y María José Bernuz Benéitez (coords.): La tensión entre libertad y seguridad: una aproximación socio-jurídica, Logroño: Universidad de La Rioja, 2006.

Puigpelat Martí, Francesca: Libertad y seguridad en un nuevo contrato social, en Anuario de filosofía del derecho, 22, 2005, pp. 83-112.


Claudia García Morán (Oviedo, 2003) estudia el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Colabora con artículos y entrevistas en distintos medios digitales y programas radiofónicos.

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