Alcalá-Meco entre luz y sombra

"Entre luz y sombra" es un proyecto bautizado como cómic-mural, iniciado el 21 de octubre de 2013 en los muros del patio interior de la prisión de Alcalá-Meco, promovido por el Instituto Quevedo del Humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá.

portada
Entre luz y sombra: un cómic-mural en Alcalá-Meco / Miguel Villalba Sánchez, Elchicotriste / Prólogo de Forges
/ Instituto Quevedo del Humor, Fundación General de la Universidad de Alcalá, 2016

Hace siete años que Miguel Villalba, Elchicotriste, tuvo la feliz idea de iniciar un periplo artístico por los muros del mundo. Ese Free Mural World Tour tenía como principal objetivo el de viajar por diversos países realizando murales de exterior e interior a cambio de comida y alojamiento durante la duración del trabajo. Sobrevivir de lo que se desea y se puede hacer. Un año después de haber dejado su firma en paredes de Berlín y de Roma, entre otras ciudades, pisa por primera vez la prisión Madrid II acompañado de una comitiva del Instituto Quevedo del Humor con el cometido de realizar unas caricaturas a los internos dentro de su programa anual de promoción de la sátira y el humor. Miguel Villalba, que había estado trabajando en proyectos similares de pintura terapéutica en un campo de refugiados durante la guerra de los Balcanes y en diversos centros de desintoxicación en Italia, desembocó en un enorme patio interior delimitado por unos muros desoladores cuya única decoración dependía del capricho del óxido de las alambradas. En plena fiebre de su particular Free Mural World Tour, cual Quijote expectante que tira de las riendas de Rocinante, vio allí la oportunidad de arrastrar a una aventura a todo argonauta carcelario que se dejase convencer para ilustrar su propio vacío, «aunque solo fuera momentáneamente, llenando de forma simbólica aquellas frías paredes de colores, sueños, miedos, deseos, pesadillas y esperanza», comenta el autor en el capítulo 0 de Entre luz y sombra, (Instituto Quevedo del Humor, 2016), testimonio gráfico y escrito de un proyecto sin precedentes: un cómic-mural, una historia narrada en secuencias que fuera continuando con un hilo conductor sesión tras sesión. Ilustrar sobre las paredes de aquellos muros «las páginas de un gigantesco tebeo cuyas viñetas cubrieran la tristeza de esos muros mudos hasta entonces, alternándose en ellos la luz y la oscuridad, el color y la sombra, la pena y la alegría, como se alternan en la vida misma, y que ese espacio entre página y página fuera el lienzo en el que los internos, que habrían de pasar tanto tiempo delante de él, colocaran sus ideas, adjudicándoselo, haciéndolo suyo».

La única condición que llegó desde los directivos fue que el proyecto tuviera algún motivo cervantino. No era difícil. Amante incondicional de la literatura cervantina, y en concreto del Caballero de la Triste Figura, Miguel Villalba lo utiliza como icono de cualquiera que se haya topado de bruces con la realidad, de aquellos que caen y se levantan una y otra vez, «no tanto por perseverancia como por ignorar la magnitud del enemigo al que se enfrentan, que siempre acaba siendo uno mismo».

Finalmente, el proyecto se llevó a cabo en formato de gigantescas páginas de cómic en las que, a modo de sombras estilizadas, Sancho Panza y Don Quijote deliberan (en bocadillos propios del lenguaje del arte secuencial) sobre luz y sombra, material e inmaterial. Al final de cada deliberación, las sombras se disuelven y escapan a través de la viñeta abierta, conformando en colores diversos personajes fruto de la creatividad y fantasía, que corroboran las reflexiones y los sueños de ambos personajes, para recogerse progresivamente en las sombras estilizadas que continúan sus deliberaciones en la página sucesiva. Por tanto, al igual que en la novela, el mural está estructurado en capítulos secuenciales y al final de cada página los internos interpretan, a través de formas y colores libres, las fantasías y los sueños de los personajes, que no dejan de ser los suyos propios. Un gesto al aire de libertad en la batalla perdida.

El Cuaderno presenta a continuación el capítulo 2 de Entre luz y sombra de forma íntegra, así como el material gráfico que muestra la secuencia de su elaboración.




Capítulo 2

Del temor de Sancho a la penumbra

(Octubre, 2013)

Asómate y mañana…

Asómate, soledad, silenciosa y sonriente, por la esquina de mis recuerdos. Llueves sobre mojado rememorando que aquí estás, infalible compañera de innumerables viajes, más de los que alcanzo a recordar. Sigues compartiendo conmigo cielos estrellados y también cielos ciegos, frío que cala hasta los huesos, calor que invita al sueño, nostalgia de viejos fantasmas, miradas alumbradas que el tiempo no podrá llevar al ocaso, guitarras punzantes que inoculan el veneno de la inmortalidad, licores espirituosos que queman las entrañas y rebautizan el entendimiento, callejones oscuros con sombras que persiguen y prometen dolor, despertares precarios y amnésicos en que la incertidumbre dicta fatiga del alma… huérfano de juventud, solo tú, soledad, sigues impertérrita a mi lado…

… y mañana, vacío como siempre de promesas, de verdes prados que cabalgar a lomos de un mítico corcel dorado que otrora cantaba mis presuntas excelencias, ajeno a castillos en el horizonte, celadores de secretos que rejuvenecen el brillo de la mirada, santuarios de mi fortuna toda por revelarse aún, hermosas princesas, hadas encantadoras que, meciendo maternales mi deseo de seguir respirando, juran aventuras esmeralda, y susurran a mis oídos mágicos sonetos que dicen que lo mejor está todavía por llegar, aunque sepa que lo cantan solo por tierna condescendencia.

… Mañana, digo, el sol volverá a escupirme a la cara sin poder yo encontrar coraje alguno para responderle con idéntica cortesía, vencido por la ley de la gravedad, sintiendo en mis entrañas el escozor de toda esa luz, augurio de vida para unos, retazos de muerte para los que el mañana es solo un vago sueño que se disipa con el tictac de un reloj.

Elchicotriste


01

—Pero en la noche, vuesa merced, poco se puede ver.

—Un solo caballero te acomete, Sancho, amigo, y no es la negrura sino el miedo a ella. Que sin la noche no hay estrella que brille, y el lucero que guía a la libertad no resplandece en la luz, sino en la oscuridad.

•••

03
Miguel Villalba, ElChicotriste, durante el proceso de creación en Alcalá-Meco

Alternando, pues, lluvia y sequedad, como luz y sombra, y ya bajo el toldo improvisado, que de tanto en tanto cuando acumulaba agua se colapsaba por los puntos más imprevistos, colocamos la segunda página de los entrañables Quijote y Sancho, que continuaban deliberando sobre la necesidad de la oscuridad para que exista la luz, y una vez más sus sombras se disiparon para dar paso a otra colorida metáfora visual, en esta ocasión la de D. J., venerable señor canoso de una cierta edad, que por algún motivo que no puedo contarles despertaba un enorme respeto en sus compañeros de brocha. D. J. ansiaba también plasmar en esos muros la libertad que echaba en falta, quizás de manera particularmente aguda por ser él reincidente. Inicialmente su percepción de la situación era muy oscura, y le resultaba difícil visualizar de qué manera podría representar con cierta positividad esa inquietud.

Optamos por no ocultar la tristeza, sin renunciar al proceso evolutivo que la transformaría en esperanza, y de allí surgió uno de los murales más interesantes, por su carácter secuencial, y por su acierto a la hora de evocar la metamorfosis que muchos de los internos acaban experimentando en el interior de una prisión, con la resignación que aporta la rutina a golpe de martillo… esa inmortalidad que genera la paz de los sentidos, la indiferencia forjada por el paso del tiempo.

04

… Y cuando ya no esperas la libertad, un día te levantas y de pronto la has alcanzado sin previo aviso.

•••

Esta imagen representaba a un personaje, físicamente parecido a D. J. en su versión juvenil, que tras dejar atrás un ciclo de profunda tristeza decidía abandonar el peso de todo su pasado (representado por la bolsa). Al abrazar esa empresa, unas alas surgían espontáneamente de su dorso y marcaban el inicio de la transformación que le llevaría a la libertad. El estadio final de dicha metamorfosis es una paloma de la paz, simbolizando la paz consigo mismo.

05

Concluimos de esta manera el segundo tramo de aquella primera sesión de 2013, y no les voy a ocultar la tristeza que me produjo no seguir cultivando aquella complicidad creciente con sus participantes. A algunos de ellos no volvería a verlos más.

De aquel periplo recuerdo con intensidad dos momentos. Uno impactante, cuando tuve oportunidad de visitar los módulos interiores y las celdas de los reclusos, guiado por ellos mismos. La estrechez de aquellos pasillos, el grosor de esas puertas de hierro, su ruido al cerrarse tras un espacio ínfimo, claustrofóbico, en que se duerme pegado a una letrina… y la conciencia de que en esta vida todo es circunstancial y por lo tanto hay espacio para que lo inesperado brote de pronto en nuestra realidad, en forma de mágico sueño o terrible pesadilla.

07

Pocas oportunidades tienen los reclusos de salir de esos módulos internos, por lo que el proyecto del cómic-mural representó para ellos un breve intervalo, una variación a su rutina, un pequeño oasis creativo que les daba la llave para salir al aire libre durante unas horas, los cinco días que duró la creación de esos dos primeros tramos.

El otro momento sin duda que recuerdo con más alegría de aquel inicio del proyecto, y que guardo como un pequeño tesoro en mi memoria, fue cuando trabajando en el muro oí de refilón un pedacito de la conversación que los internos estaban teniendo, mientras pintaban sus metáforas visuales apartados. F. dijo a sus compañeros:

—Tíos, estos días de color parece que no estemos en una prisión.

Emplazamos la página blanca que habría de transformarse en el capítulo 3 con un escrito en la parte inferior: «Continuará…».

Ese mismo día, una comitiva del Instituto Quevedo del Humor y de la Fundación General de la Universidad de Alcalá, junto a los directivos de Alcalá-Meco, dieron por inaugurado el proyecto. La Universidad se hizo eco de la noticia con el siguiente comunicado:

«El Instituto Quevedo del Humor y el Centro Penitenciario Madrid II inauguran un cómic-mural titulado Entre luz y sombra
Alcalá de Henares, 29 de octubre de 2013.

Con motivo de la XX Muestra Internacional de las Artes del Humor, organizada por la Fundación General de la Universidad de Alcalá (FGUA), a través del Instituto Quevedo del Humor (IQH), se ha inaugurado en el Centro Penitenciario Madrid II el cómic-mural que lleva por título Entre luz y sombra, que ha sido dirigido por Miguel Villalba Sánchez, cuya firma es Elchicotriste.

El acto estuvo presidido por el director general de la Fundación General de la Universidad de Alcalá, Francisco López Ferreras, y por el director del Centro Penitenciario Madrid II, Jaime Alonso Ferreras.

Entre luz y sombra es un proyecto bautizado como cómic-mural, iniciado el 21 de octubre de 2013 en los muros del patio interior de la prisión de Alcalá-Meco, promovido por el Instituto Quevedo del Humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá.

La propuesta se estructura en páginas de cómic gigantes plasmadas en el muro, cuyos personajes cervantinos, Quijote y Sancho, son sombras que reflexionan a propósito de la luz y la oscuridad, con diálogos filosóficos cargados de metáforas que hacen referencia a la desesperación y el miedo, así como a la esperanza y la serenidad, temas estos recurrentes en un lugar inhóspito y claustrofóbico como el que puede representar una prisión.

Estos diálogos en formato de arte secuencial se alternan argumental y gráficamente con espacios de luz y color que se desprenden de las sombras previas. Las figuras en color son proyecciones de las ideas de los propios internos que colaboran junto al responsable del proyecto. El autor crea un hilo argumental a través de los diálogos metafóricos que se establecen entre los personajes de Cervantes. Estas páginas de sombras filosóficas (blanco y negro) estructuran el espacio del muro alternándose con el brainstorm colorido conformado por las ideas y los conceptos que los internos vuelcan sobre la pared y a los que el director da unidad. Sus inquietudes, sus deseos, sus esperanzas representadas en imágenes variadas que el humorista se encargará de facilitar/materializar sobre el muro con la colaboración de sus creadores.

Los tramos del muro serán divididos en capítulos, a modo de una gigantesca historieta con continuidad. Se prevé que cada tramo sea llevado a cabo por diferentes artistas en colaboración con un grupo distinto (tres o cuatro personas en cada caso), de forma que participe el mayor número posible en el proyecto y tengan un espacio en el que dejen su huella personal. Eso facilitará la identificación del interno con el espacio que se ve obligado a frecuentar.

La expresión y el estilo utilizados en los tramos de luz y color de cada capítulo serán totalmente libres y supeditados a la inspiración del equipo de artista e internos que se encargue del tramo en cuestión. Se intentará, sin embargo, mantener una unidad de estilo gráfico y argumental en las páginas de sombras que dividen los tramos para preservar la coherencia narrativa del cómic-mural».

Yo entonces no sabía aún que, en el proyecto que había creado con intención de que hubiera una participación plural de artistas, me quedaría solo ante el peligro.

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