Poéticas

Sombras de porcelana brava

Carlos Alcorta reseña una antología de diecisiete poetas portuguesas, traducidas al castellano por Vicente Araguas, testimonio de una de las poéticas más pujantes del continente.

/ una reseña de Carlos Alcorta /

El autor de esta antología, Vicente Araguas (Xuvia, La Coruña, 1950), siendo muy joven, entre los 18 y los 20 años, grabó algunas canciones con textos de su autoría. Esa fue, que sepamos, su primera incursión en la creación poética. Unos años después, en 1978, aparecería su primer libro, Paisaxe de Glasgow. Desde entonces, de una forma u otra, sea por medio su labor docente, de la poesía, de la narración, de la traducción, del periodismo o de la crítica literaria, su vida ha estado dedicada a la literatura en su más amplio espectro. En el aspecto que hoy nos ocupa, el de traductor, su labor se ha extendido a autores como Stevenson, Joyce, Seamus Heaney, Derek Walcott, Celso Emilio Ferreiro o Vinícius de Moraes, unos al gallego y otros al castellano, lo que, sin duda alguna, le acredita como la persona apropiada para aventurarse en este empeño, el de traducir a diecisiete poetas portuguesas de distintas generaciones (la primera de ellas, Maria Quintans nació en 1955 y la última, Sara F. Costa, en 1987, un abanico temporal lo suficientemente amplio como para pensar en tres generaciones) y de estéticas, como veremos, diferentes.

Toda selección antológica, se ha dicho hasta la saciedad, es necesariamente parcial y responde a los criterios del antólogo. Su propia esencia impone una serie de criterios y de consideraciones (temporales, geográficos, estéticos, de género, como en este caso) que por sí mismos son incluyentes y excluyentes. Por eso al lector especializado no debe sorprenderle si echa a faltar algún nombre, como Rosa Alice Branco (1950) o las jóvenes Sandra Santos (1994) y Sofia Carvalhinha (1993), poetas que, por otra parte, exceden los límites temporales autoimpuestos en Sombras de porcelana brava, título que procede de un verso de Ana Marques Gastão. «Es bien cierto que las poetas que conforman Sombras de porcelana brava se han tomado la justicia por su mano. Haciendo que sus poéticas brillen con fulgor intenso: culturalista (con cultura), mitológico, costumbrista, erótico, místico, arrebatado, tremendista», escribe Araguas, quien establece entre las diecisiete antologadas, además, una línea divisoria: el día 25 de abril de 1974, fecha del levantamiento militar —la llamada Revolución de los claveles— que provocó la caída de la dictadura en Portugal.

Maria Quintans (Lisboa, 1955) es autora de una vasta obra con libros como Apoplexia da ideia, Chama-me Constança o A pata de cabra. Sus poemas, escritos generalmente en prosa, reciben influencias del surrealismo, muy perceptible en la potencia de sus imágenes: «aquí se cortan muy cortas las orejas y se discute el crónico sexo colgado en las murallas de un teatro patético, un candelabro en la mano derecha con miedo a que el mundo acabe sin ningún sonido».

Ana Luisa Amaral (Lisboa, 1956), quizá la poeta actual más reconocida fuera de sus fronteras, es también traductora y ha obtenido numerosos galardones. Su concepción de la poesía se expresa a la perfección en versos como estos: «Quería un poema de respiración tensa/ y sin pudor/ con la elegancia rotunda de las mujeres barrocas/ y cuanto tiene de avieso el arbusto fino […]/ Un poema hecho de excesos y dorados,/ y aun así bello en su pujanza oscura/ y mística».

Rosa Oliveira (Viesu, 1958), utiliza en sus poemas diversos referentes culturales literarios y cinematográficos. Es, según Araguas, «una poeta cosmopolita» con un dominio magistral del idioma.

Maria do Rosario Pedreira (Lisboa, 1959) es no solo poeta sino autora de literatura infantil, de obras de ficción y letrista de canciones. Transcribimos unos versos de su arte poética, cuyo núcleo temático es el amor: «En mi poema, no necesitamos café/ para mantenernos despiertos: mi/ boca está siempre en la concha de tu mano,/ todos los días hay páginas en tus ojos,/ la vida se escribe sin que nunca envejezcamos».

En Maria João Cantinho (Lisboa, 1962), poeta y crítica literaria, además de las referencias musicales y de carácter metapoético, también está muy presente el erotismo y el amor: «Pero no olvides, mi amor, qué leve es la danza primordial/ de los cuerpos, no olvide el postrero fulgor del sol, la perfección/ que se dibuja por entre ese cortejo de sombras/ las sombras de la música, las sombras de las voces».

Ana Marques Gastão (Lisboa, 1962), ensayista y poeta de obras como Tempo de morrer, Tempo para viver, Nocturnos o Lápis minimo, es autora también de libros infantiles. La feminidad ocupa parte de sus interese creativos: «mujer casi no se ve, es vista. su fuerza/ reside en el mar…».

De Ana Paula Inácio (Oporto, 1966), su poesía —escribe Araguas— «nos salta a los ojos con la misma intensidad con que las palabras de siempre pueden valer para un nunca».

Renata Correia Botelho (Ponte Delgada, Azores, 1977) es psicóloga. La infancia («Mi infancia tiene un árbol/ asombroso») es el leitmotiv de su poesía.

De Rita Taborda Duarte (Lisboa, 1973), poeta, crítica literaria, autora de libros infantiles y profesora, la reflexión amorosa y metapoética ocupan sus versos: «Las palabras no dicen cuánto somos/ y la palabra que nunca secretaste en mi oído/ es aquella que deletreas en tu cuerpo».

Inês Fonseca Santos (Lisboa 1979), escritora y periodista, autora de títulos como As coisas, Suite sem vista y Os grandes animais. De ella son estos versos: «Los poemas se agarran como enfermedades/ pero curan/ así que llegan a la base/ de la existencia».

Filipa Leal (Oporto, 1979) es periodista, guionista y poeta, autora de libros como A Cidade líquida o Imitação de ser humano, y «escribe poesía como quien vive».

Claudia R. Sampaio (Lisboa, 1981) «escribe poemas provocadores que cuanto más transgreden más alcanzan su objetivo». La presencia/ausencia de la mujer es un asunto recurrente en sus poemas: «Porque las mujeres no saber si existen/ incluso cuando no sienten». Catarina Nunes de Almeida (Lisboa, 1982). Doctora en estudios portugueses y poeta, Araguas escribe de ella: «Poesía frugal y frutal, tan necesaria como ir de cabalgada, o dejarse marchar en el agua, con sus bichos».

Andreia C. Faria (Oporto, 1984) ha publicado títulos como De haver relento, Flúor o Alegria para o fim do mundo. De estos sus versos podemos extraer una poética: «Si haces versos,/ madúralos en la ciudad muda/ bajo un toldo de carbón. Imagina/ tu muerte como cosa mental,/ alta y densa entre los hombres,/ próspera, transparente, irradiada/ como los ojos abiertos de un pavo real/ que siente escalofríos entre las quintas».

Beatriz Hierro Lopes (Oporto, 1985). De ella entresacamos esta original analogía: «Lo divido por orden poético: si una elegía es una gaviota a la sombra, imaginando ser un buitre en África, un soneto es un canario enclaustrado en una jaula demasiado espaciosa para el hambre de un gato, y una redondilla es un gorrión de pata partida encontrando confort en las manos de un niño […] Los pájaros, como la poesía y las personas, solo sirven para mostrar que la muerte habita cada calle».

Tatiana Faia (Setúbal, 1986), autora de relatos y poeta «torrencial en su propuesta […] bebe de las fuentes clásicas, antes de disparar sus misiles poéticos de largo alcance».

Sara F. Costa (Oliveira de Azémeis, 1987) ha publicado cinco libros de poesía. Nos da un consejo: «escribe por amor al arte y escribe en balde/ lo que no se tiene no se gasta», acaso porque «cada poema es el dictador de su propia realidad».

En resumen, Vicente Araguas ha realizado en Sombras de porcelana brava un encomiable trabajo que permite al lector interesado internarse en la poesía portuguesa, una de las más pujantes del continente, gracias a la voz de diecisiete mujeres tan eclécticas en sus planteamientos como sugestivas en sus resultados. No deberían perdérselo.

[EN PORTADA: Vistas de Lisboa desde el mirador de Santa Lucía, por Diego Delso]


Sombras de porcelana brava: diecisiete poetas portuguesas (1955-1987)
Ed. y trad., Vicente Araguas
Vaso Roto, 2020
400 páginas
25 €

Carlos Alcorta (Torrelavega [Cantabria], 1959) es poeta y crítico. Ha publicado, entre otros, los libros Condiciones de vida (1992), Cuestiones personales (1997), Compás de espera (2001), Trama (2003), Corriente subterránea (2003), Sutura (2007), Sol de resurrección (2009), Vistas y panoramas (2013) y la antología Ejes cardinales: poemas escogidos, 1997-2012 (2014). Ha sido galardonado con premios como el Ángel González o Hermanos Argensola, así como el accésit del premio Fray Luis de León o el del premio Ciudad de Salamanca. Ejerce la crítica literaria y artística en diferentes revistas, como ClarínArte y ParteTuriaParaíso o Vallejo&Co. Ha colaborado con textos para catálogos de artistas como Juan Manuel PuenteMarcelo FuentesRafael Cidoncha o Chema Madoz. Actualmente es corresponsable de las actividades del Aula Poética José Luis Hidalgo y de las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Mantiene un blog de traducción y crítica: carlosalcorta.wordpress.com.

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