/ por Pablo Batalla Cueto /
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Martes, 16/11/2021. Viaje a Barcelona, donde estaré cuatro días, para presentar mis dos libros; uno en la librería Documenta, el otro en el Ateneo Libertario de Sabadell. Llevo, como acompañamiento literario, la biografía de Hannah Arendt de Laure Adler, que comienzo en el tren. Subrayo este pasaje: «La palabra judío nunca fue pronunciada entre nosotros en la época en que yo era una niña. Fue a través de reflexiones antisemitas proferidas en la calle por unos niños, y que no vale la pena transcribir, como se me reveló esa palabra por primera vez». Es el antisemitismo el que crea al judío. «No me di cuenta de que tenía garganta hasta que comenzaron a estrangularme», decía Abdullah Sidran.
Otro pasaje interesante:
«¿Cuándo comenzó [Hannah Arendt] a comprender la naturaleza que representaba el ascenso del nazismo? Ella explicará que, contrariamente a algunos de sus amigos, fue, junto con Günther [Anders], una de las pocas que se tomaron en serio la publicación de Mein Kampf en 1926. Tras la guerra recordará violentas discusiones con determinados comunistas que preconizaban la revolución mundial y ponían por delante la lucha de clases, negando el auge del antisemitismo. Durante mucho tiempo reprochará a sus jóvenes camaradas que se cegaran voluntariamente. Para ella, las cosas están claras: cuando a uno le atacan en cuanto judío, es en cuanto judío como debe defenderse. Y no en cuanto alemán o en cuanto ciudadano del mundo, ni siquiera en nombre de los derechos del hombre».
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Por lo visto, el supuesto sello de Mahoma que figura en la bandera de ISIS es un fake de orientalistas europeos del siglo XIX. Lo cuenta en Twitter Jónatham F. Moriche, citando un artículo en inglés. «Qué metáfora poderosa de cómo pasado y presente se relacionan en estos tiempos delirantes». Ciertamente.
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Ojos cerrados, de Odilon Redon:

Nubes, de Isaac Levitan:

Miércoles, 17/11/2021. Una historia contada en Twitter por Cristina Karnstein:
«Mi abuela me acaba de contar que una vez, cuando tenía cinco años y era la guerra, tuvieron que ir al hospital con mi tío abuelo inconsciente porque un burro le había dado una coz en la cabeza. Para llegar, tenían que atravesar las viñas donde trabajaba toda la familia, en las que además había trincheras, y para evitar que les dispararan, mi bisabuela tuvo que pellizcar a otro de mis tíos abuelos, que entonces era un bebé, para que llorara y así los soldados vieran que se trataba de una madre con sus niños. Y ME LO HA CONTADO A CARCAJADA LIMPIA».
Generación dura, aquella.
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Dice Žižek en alguna parte que el tono de una época lo dan más las pelis malas que las buenas. Con los libros pasa lo mismo.
Jueves, 18/11/2021. Nubes, de Arkhip Kuindzhi:

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Visito el Camp Nou con unas entradas gratis que tiene un amigo. En un momento dado, nos topamos con un cartel que dice: «Buy Barça grass here. Compra aquí el césped del Barça». Se vende en forma de pequeños pedazos cuadrangulares dispuestos en un receptáculo con la forma del estadio. Reliquias del capitalismo tardío. Y la misma lógica que la del mercado de reliquias de la Edad Media: se sospecha con razón que el césped, realmente, no es del estadio, sino césped corriente; que no hay tanto césped en el estadio para cebar este mercado; que, si se juntaran todos los pedazos de supuesto césped del Camp Nou vendidos en este tenderete, daría para alfombrar varias decenas de camps nous, tal como las astillas de la Vera Cruz repartidas por todo el mundo darían para una cruz en la que crucificar a King Kong.
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Publica La Nueva España que Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, discutió sobre el asturiano con Berta Piñán, consejera de Cultura, durante la visita de esta a la iglesia de San Miguel de Lillo. «Canteli le explicó a Piñán, la gran defensora de la coficialidad del asturiano, que él sí que hablaba de verdad asturiano, “y no ese bable inventado” que, según él, usaba Piñán, quien replicó que ella hablaba “el auténticu”. Como muestra de pericia lingüística, Canteli aclaró que él cuando quiere agilizar una obra, dice a los técnicos: “Emburrie pallá ese expediente”». Un fenómeno fascinante es este del antibablismo asturfalante. Tiene en Canteli un representante insigne; antes lo tuvo en José Ángel Fernández Villa. Oponerse al asturiano en asturiano.
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Titular: «El PP impondrá una multa económica a Cayetana Álvarez de Toledo por haber votado en blanco a los magistrados del Tribunal Constitucional». Certero comentario de Ángel de la Cruz: «Uno de los cambios sociales más profundos de los últimos años se podría resumir en que la gente cree cada vez menos en los viejos roles de obediencia y disciplina (familiar, moral, institucional, etc.). El PP tiene perdida fuera del partido la batalla contra Cayetana y Ayuso».
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En Valdebebas (Madrid), construyen un edificio con cuatrocientas microcasas: apartamentos de 18 metros cuadrados, que también se están empezando a hacer en otras ciudades de España. Como veo apuntar en Twitter, los criticados apartamentos soviéticos, creados para solucionar rápidamente un problema grave de alojamiento para la población, medían el doble. Demonizamos el comunismo por cosas que suceden, y a una escala más indigna, bajo el capitalismo. Otro ejemplo: esas fotos de barrios miserables de los que se nos dice que el comunismo nos conducirían ahí, y son fotos de barrios reales, realmente existentes hoy en nuestras urbes.
Viernes, 19/11/2021. Se habla de trasladar la Dama de Elche a Elche y el Guernica a Guernica. Lo de la Dama, pase (aunque no soy un entusiasta de la idea de deshacer el maravilloso Museo Arqueológico Nacional), pero la idea de que el Guernica tenga que estar en Euskadi me parece tan absurda como la de que La balsa de la Medusa, de Géricault, tenga que estar en una playa de Mauritania, porque en una tuvo lugar el naufragio representado.
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Entrevista a Félix de Azúa en Abc: «Hay que remontarse a Franco para conseguir ministros como estos» es el titular. Comenta Emmanuel Rodríguez: «Una generación intelectual curiosa, que se extingue (ya era hora): triunfaron jóvenes, se lo debieron todo a las instituciones, luego se revelaron contra ellas como infantes terribles y nos dejan una obra mediocre, mucha altanería y un discurso insufrible». Inmejorable retrato.
Sábado, 20/11/2021. Un hackeo masivo mantiene colgadas las webs de La Marea, El Salto, La Última Hora, Nodo50, Ara y otros medios progresistas. Se calcula, con base en las características del ataque, que hay mucho dinero detrás; quizás unos 70.000 euros. Y siendo 20-N, es fácil atar cabos. El escuadrismo y el terrorismo, hoy, son digitales. Tiempos recios e inquietantes.
Domingo, 21/11/2021. De la biografía de Hannah Arendt de Laure Adler:
«En una carta que nunca ha sido hallada pero cuyo contenido se puede adivinar leyendo la respuesta de Heidegger, Hannah Arendt le acusa de antisemitismo. Sin duda informada, mediante amigos que circulan de universidad en universidad, de hechos y gestos que la asombran y la indignan, sospecha que ha excluido de sus seminarios a algunos alumnos judíos. En lugar de mostrarse desconcertado y apesadumbrado por tales insinuaciones, Heidegger se muestra agresivo, vindicativo e hiriente y se justifica con torpeza: ¿cómo se treve a acusarle de antisemitismo, a él, que tanto ha hecho por los judíos? A continuación detalla, como un experto en filosemitismo, sus últimos hechos y proezas: cuando se suponía que aún estaba de permiso de la universidad, accedió a seguir los trabajos de tres estudiantes, los tres judíos, para obtener tres becas, dos en Friburgo y una en Roma… Además le señala que diez años antes, en la universidad de Marburgo, tuvo el apoyo de dos profesores judíos, Jacobsthal y Friedländer. Incluso se vanagloria ante Hannah de tener amigos judíos como Husserl, Cassirer y muchos otros. “¡Si eso es ‘antisemitismo empedernido’, estamos listos!”, exclama. ¿Cómo puede ella imaginar siquiera tal obscenidad? Y añade esta frase, de una ambigüedad y una perversidad que confunden: “Y menos aún puede eso afectar a mi relación contigo”. ¡Curiosa manera de tranquilizarla, subrayando el origen judío de ella! Entre los antisemitas, cada cual tiene sus judíos, incluso y sobre todo sus “buenos judíos”».
«Tengo muchos amigos judíos»: el «tengo muchos amigos gays» de los años treinta.
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Ya en Sevilla, donde asisto a la Escuela de Otoño de Izquierda Unida, en la que me han invitado a dar una charla, escucho en una de ellas a Rafa Mayoral proclamar que «el futuro está escrito a lápiz». Y se me ocurre la siguiente reflexión: está escrito a lápiz, pero calcando. Las predicciones y profecías que prevalecen en un momento histórico dado se pueden borrar y reescribir, pero con esfuerzo, y dejan una huella.
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Un ideal ético: respetar a los rivales intelectuales de talla tal como lo hacía Schumpeter con Marx. Esto decía:
«La mayor parte de las creaciones del intelecto o de la fantasía desaparecen para siempre después de un período que varía entre una hora de sobremesa y una generación. En otras, sin embargo, no ocurre así. Sufren eclipses, pero vuelven otra vez, y vuelven no como elementos indiferenciados de una herencia cultural, sino con su ropaje individual y con sus cicatrices personales que la gente puede ver y tocar. Estas son las creaciones que podemos llamar grandes; y es una ventaja de esta definición la de que ligue la grandeza a la vitalidad. Tomada en este sentido, esta es indudablemente la palabra que hay que aplicar al mensaje de Marx. Todavía existe una ventaja adicional al definir la grandeza de acuerdo con la reviviscencia: la hacemos independientemente de nuestro amor o de nuestro odio. No tenemos necesidad de creer que una gran contribución deba necesariamente ser una fuente de luz inmaculada en sus líneas fundamentales o en sus detalles».
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Nos comentaba hoy Ana Carrasco-Conde, eminencia de la filosofía, invitada a la Escuela de Otoño de IU, en una charla informal entre cañas y montaditos su vindicación de las sombras. Para los griegos era el mediodía, no la noche, el momento del terror. Demasiada luz mata; el verano agosta. Pero las sombras revelan y cobijan. Eratóstenes descubre con sombras la curvatura de la Tierra; nos a-sombramos y ese a-sombro es la madre de la filosofía.
Lunes, 22/11/2021. En Chile, un ultraderechista, admirador y defensor de Pinochet, José Antonio Kast, gana la primera vuelta de las elecciones presidenciales, y tendrá fácil ganar la segunda. Kast, hijo de un excombatiente nazi refugiado en Chile, ha protagonizado varias polémicas a lo largo de los años, y entre ellas, la de fotografiarse con un seguidor que lucía una camiseta que decía «Pinochet Helicopter Tours», referencia burlesca a la Caravana de la Muerte. Pero sus seguidores rechazan a veces la etiqueta de nostálgicos del pinochetismo. «Creen que salimos a votar por Kast porque tenemos nostalgia de Pinochet. Imbécil, tengo 36 años, llevo la mitad de mi vida en Chile, no conocí ese gobierno. Salimos a votar por Kast para darle en la madre al comunismo, porque yo a mi perro lo quiero de mascota, no de alimento», comenta una kastista en Twitter. «Ese gobierno», un gobierno más: cuando el vocabulario que usas contradice sutilmente el mensaje que lanzas, y te delata.
«Chile se polariza: elegirá entre un defensor de Pinochet y un nostálgico de Allende», reza un titular. Chile, ciertamente, se polariza: elegirá entre un defensor de un régimen que torturaba a las mujeres introduciéndoles ratas famélicas por la vagina y el de un Gobierno democráticamente electo que hacía cosas como fundar una editorial nacional de libros a bajo precio para acercar la cultura al pueblo.
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Contaba Maurice Leenhardt, misionero en Nueva Caledonia, que un día preguntó a sus alumnos: «¿Hemos introducido la noción de espíritu en vuestra manera de pensar?». Respondieron: «Nosotros ya sabíamos que el espíritu existía. Lo que vosotros nos trajisteis fue el cuerpo». David Graeber, a quien se lo leo en su En deuda, lo ponía de ejemplo de cómo a veces hay momentos de clarividencia en los que nos damos cuenta de que la naturaleza de nuestro pensamiento es exactamente la opuesta a la que creemos. Rechazar intensamente algo, por ejemplo, puede ser un modo inédito de afirmarlo. Con el cristianismo ocurría eso. Al rechazar el cuerpo, la carne, como algo separado del alma e incluso su cárcel, afirmaba su existencia de un modo que era extraño para otras sociedades, que no habían acuñado esa separación. Creemos en versiones especulares de aquello que rechazamos; nos configuramos como un negativo exacto de nuestro Otro. Pero, al hacerlo, proclamamos la existencia de este con la misma energía, con la misma pasión, con que proclamamos la nuestra. Y, al predicar esa dupla ante oídos vírgenes, puede suceder que lo que les interese resulte ser ese Otro que les invitamos a rechazar, pero que a ellos atraiga.
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Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, Neville, Crítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea y CTXT; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).
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