/ por Pablo Batalla Cueto /
Martes, 28/3/2023. «En Francia la izquierda quema ayuntamientos. Aquí promueve huertos urbanos», leo por ahí. Qué cosa, la izquierda galófila y su piromanía intransitiva, su adoración del dios fuego porque sí, incendie lo que incendie y por lo que lo incendie. Revolución es cuando fuego. El riot porn.
Miércoles, 29/3/2023. La comidilla del día es que Ana Obregón se ha comprado una hija; una criatura obtenida mediante gestación subrogada. Ana Obregón tiene sesenta y ocho años. Cuando la niña tenga dieciséis años, ella tendrá ochenta y tres. Hace tres perdió a su hijo, víctima del cáncer. Y esta condición es utilizada por algunos para legitimar el disparate. Rosa Villacastín se pregunta: «¿Quiénes somos nosotros, yo, para juzgar la decisión de una mujer que ha perdido a su hijo? Poneos en su lugar». Yo pienso que el problema, en realidad, no está en la decisión individual: está en la estructura legislativa, económica, etcétera, que permite e incluso anima a que se lleven a efecto decisiones aberrantes. Soy bien capaz de compadecer a Ana Obregón, y de entender su deseo de algo que llene el hueco lacerante de la pérdida de su hijo. Pero contra el vicio consumidor de pedir debería erguirse la virtud legislativa de no dar. Nadie debería ser tan rico como para comprarse un hijo, ni nadie tan pobre como para venderlo.
Raimundo Viejo Viñas hace un apunte lúcido: «Lo de tener un hijo con casi setenta solo se lo puede permitir quien, de facto, también va a subrogar su crianza. Fui padre con cuarenta y tres y mal sabía el esfuerzo que me iba a suponer. Si lo adoptas con setenta, es evidente que cuentas con que alguien hará esa labor. Quieren mascotas, no hijos».
Jueves, 30/3/2023. Se habla de momentos Gramsci, momentos Schmitt, momentos Berlinguer, momentos Negri…, pero también existen los momentos Ceauşescu. Que tus propias élites, de las que cuentas con su lealtad perruna, se rebelen, hartas de la marcha suicida a la que pretendes conducirlas.
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Anuncia hoy el ínclito José Luis Martínez-Almeida que «el pueblo de Madrid concederá su Medalla de Honor a dos mujeres que defienden diariamente la libertad de expresión y de prensa frente a las corrientes censuradoras que nada tienen que ver con la sociedad madrileña». Hay una escena de la serie Silicon Valley en la que usan, para un tinglado P2P que están montando, la metáfora de una inmensa red de pajilleros que se masturban mutuamente. Lo de estos pelafustanes es algo así. Fulano premia a mengano que premia a zutano que premia a fulano. Un circuito cerrado.
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Una reflexión interesante de Ángel de la Cruz sobre las zapatiestas de la izquierda:
«Bajo mi punto de vista, la brecha de fondo que de alguna u otra manera explica todo lo que ocurre en el mundo, y por tanto también en la política, es la crisis de la autoridad tradicional. Y más particularmente, del modo tradicional de relacionarnos con los demás. La autoridad reverencial de padres sobre hijos, de profesores sobre alumnos, de médicos sobre pacientes, de periodistas sobre espectadores o de políticos sobre ciudadanos está en crisis. Por extensión, también la autoridad reverencial de dirigentes sobre militantes. Esto es lo que obviaron quienes creían que Casado le ganaría a Ayuso por tener el aparato del partido más centralista de España. Con todos los medios también habría perdido. Los medios influyen, pero no determinan. La clave es conectar: el poder de la conversación. Después de una escisión traumática y de mensajes permanentes muy duros contra él, Errejón sigue estando muy bien valorado por los votantes de Podemos, y dejémoslo ahí para no entrar en comparaciones. ¡“Errejudas”! ¿Pero cómo es posible? ¿La gente es tonta? ¿No se entera? Yolanda Díaz sufrirá desgaste, sí, pero dentro de un círculo muy reducido. Fuera de ahí, las acusaciones contra ella suenan a chino e incluso alguna de ellas la refuerza. Cuantísimo podríamos hacer juntos si dedicáramos nuestros esfuerzos a tareas más provechosas…».
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Qué partido tan majo era el MC. Y qué bien ha solido envejecer su gente en cuanto a ideología. Voy entrevistando a varios y todavía no me topé a uno que no tuviera la posición correcta en todas las contiendas intraizquierdistas del momento, de la guerra de Ucrania a la ley trans.
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Diana López Varela: «La maternidad no cura la depresión. Y no hace falta ser madre para saberlo. Basta con ser hija».
Viernes, 31/3/2023. Publica El País una entrevista con Ana Obregón. Dice allá la celebrity: «Me cansé de negociar con Dios durante la enfermedad de Aless y ya, en el funeral de mi madre, al oír eso de “por mi gran culpa”, terminé de cabrearme. ¿Cómo que por mi culpa? Ahora soy budista». El cristianismo neoliberal. Creer en Dios como quien cree en MAPFRE: no un demiurgo cósmico de caminos inescrutables, sino un amparo egoísta, una póliza para ti. Y cuando MAPFRE te falla, decir airado «¿por qué a mí?», y pasarte a la Mutua. Es el mercado, Amigo.
Sábado, 1/4/2023. Se debate sobre la gestación subrogada, al hilo de lo de la Obregón. Yo no permitiría ni la altruista, el caso de cada mil que haya. A veces el Estado tiene que pintar con brocha gorda, no hacer hilados finos que puedan convertirse en una gatera por la que se cuele lo prohibido socapa de lo permitido. No se puede, y punto.
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La gestación subrogada es clasismo y racismo eufemizados. Adoptar no es ni más caro, ni más laborioso, pero en ese caso los hijos, o no son blanquitos, o vienen de vivir dos, tres, cinco, siete años —demasiados— en la pobreza. También es fetichismo de la mercancía y capitalismo del usar y tirar. Quieres un crío nuevo de paquete, del que tú hagas el unboxing, personalizado con las prestaciones que tú has escogido, no uno de segunda mano (lo cual también es clasismo).
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Da hoy La Nueva España «Buenas noticias para los viajeros empedernidos: el abanico de posibilidades para volar desde Asturias sigue aumentando». Pienso al leerlo que, el otro día, estaba en Pola de Siero y tenía que volver en transporte público a Gijón (20 kilómetros de distancia). Eran las dos y media de la tarde. Consulté Google Maps para ver la opción más rápida, dándome igual si autobús o tren, y me salía una hora y media. Había ido a La Pola a hacer una entrevista. A lo mejor puedo empezar a hacerlas, más ágilmente, en Albania. Alguna nieta de Enver Hoxha o algún subcomandante del UÇK o algo. Creo que Tirana está preciosa en esta época del año.
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Una de las cuatro cosas en las que Gustavo Bueno tenía razón es que la unidad de la izquierda no existe y no puede existir. Son proyectos, cosmovisiones, intereses… distintos e incompatibles, más allá de que no se diverja en todo y de que se puedan armar alianzas coyunturales.
Domingo, 2/4/2023. La historia es un teatro con tres o cuatro guiones y un atrezo infinito.
Lunes, 3/4/2023. Leído a un tuitero anónimo: «Un problema esencial del marxismo es que al aplicar sospecha sobre toda racionalidad acaba quedándose sin ella. Todo es fuerza, acumulación de alianzas y tácticas. Se quedan sin la razón emancipadora (Habermas) y acaban engendrando monstruos maquiavélicos».

Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, Neville, Crítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).
“En Francia la izquierda quema ayuntamientos.”
En Francia no se ha quemado ningún ayuntamiento. Se ha quemado una de las puertas que da a un patio del ayuntamiento de Burdeos. Y se ha arrestado a los autores, que no eran ni de izquierdas, ni de la extrema izquierda, ni siquiera anarquistas de los “black blocs” sino simples delincuentes (ya condenados antes por robo, venta de drogas o degradación de bienes públicos).
“Publica El País una entrevista con Ana Obregón. Dice allá la celebrity: «Me cansé de negociar con Dios durante la enfermedad de Aless y ya, en el funeral de mi madre, al oír eso de “por mi gran culpa”, terminé de cabrearme. ¿Cómo que por mi culpa? Ahora soy budista». El cristianismo neoliberal. Creer en Dios como quien cree en MAPFRE: no un demiurgo cósmico de caminos inescrutables, sino un amparo egoísta, una póliza para ti. Y cuando MAPFRE te falla, decir airado «¿por qué a mí?», y pasarte a la Mutua. Es el mercado, Amigo.”
Excelente.
“La gestación subrogada es clasismo y racismo eufemizados. […] También es fetichismo de la mercancía y capitalismo del usar y tirar. Quieres un crío nuevo de paquete, del que tú hagas el unboxing, personalizado con las prestaciones que tú has escogido, no uno de segunda mano (lo cual también es clasismo).”
Idem.
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