Pablo Luque Pinilla escribe sobre cómo el Papa actual es el primer personaje desde la modernidad con una responsabilidad en un ámbito de competencia global que ha concebido esta globalidad poniendo en el centro a las periferias.
Pablo Luque Pinilla trata de desentrañar, en esta pieza de su columna «Cuaderno de espiral», el mapa de sus propios entendimientos líricos; de su despensa poética, entendiendo la poesía como «un hospicio para los desánimos y rebeldías, y una morada donde reposar hipersensibilidades y celebrar el mundo».