«Aherrojado en la ausencia, empujado hacia adentro de sí mismo, Hernández otea los paisajes mentales, diluye los objetos, disuelve en sentimientos la libertad que ansía el cuerpo, desmaterializa la materia carnal hasta una esencia próxima a la mística para integrar de nuevo ese viaje interior en el cuerpo soñado, arrebatado». Un artículo de Antonio Gracia.
Hay autores dotados únicamente con el instinto del creador. Debemos compadecerlos, como dijo Charles Baudelaire. Otros, sin embargo, están dotados también del instinto del lector, el mismo que es capaz de captar el misterio de las ideas más allá de su materialización sintáctica y semántica. A esa estirpe pertenece José Luis Gómez Toré (Madrid, 1973).