Antonio Monterrubio escribe sobre los impulsos combinados de artistas y médicos renacentistas y el proceso que culminaría en el conocimiento profundo de la estructura orgánica del hombre.
Jorge Praga recuerda a un director que «vivió y entró en nuestra cabeza bajo un pacto secreto y mudo: sus películas traerían la lectura política e ideológica de nuestra sociedad, estarían en la vanguardia del cambio inminente, darían volumen revolucionario a la profundidad artística».