Poéticas

José Luis Gómez Toré: ‘Extramuros’

'Extramuros' seduce por las profundas y bien fundamentadas reflexiones que en él tienen cabida, pero también porque nos permite asistir a la construcción del pensamiento poético de su autor, pensamiento que se deja vislumbrar en sus poemas en la misma medida que estos estudios.

José Luis Gómez Toré: Extramuros

/una reseña de Carlos Alcorta/

José Luis Gómez Toré

El autor madrileño José Luis Gómez Toré (1973) compagina de manera notable su labor creativa en el ámbito poético (entre sus obras señalamos: Se oyen pájaros [2003], He heredado la noche [2003], Un corte que no sangra [2015] u Hotel Europa [2017]) con su labor ensayística (La mirada elegíaca. El espacio y la memoria en la poesía de Francisco Brines [2002] o El roble de Goethe en Buchenwald [2015]), en la cual abarca una amplia gama de intereses que sobrepasan con creces la tradición española («aunque mi ámbito de trabajo es deudor del contexto español, […] no he querido dejar de prestar atención al otro lado del Atlántico, a esa poesía  que, a falta de otro nombre mejor, llamamos hispanoamericana», escribe nuestro autor). En ambos campos, el poético y el investigador, Gómez Toré brilla con una intensidad inusual. No hace mucho comentamos en estas mismas páginas  su último libro de poemas, Hotel Europa, y hoy, hacemos otro tanto con Extramuros. Escritos sobre poesía, un libro que recoge ensayos, artículos y reseñas sobre poesía contemporánea publicados en diferentes medios a lo largo de los últimos años, eso sí, como el propio autor advierte, algunos de ellos han sido objeto de actualizaciones y de correcciones.

Extramuros está dividido en cuatro secciones de muy diferente alcance. La primera de ellas, titulada como la totalidad del volumen, «recoge —en palabras del autor— textos que, de una manera u otra, presentan una visión más general  de lo que es la escritura poética o plantean cuestiones tales como la relación entre la poesía y la filosofía o entre poesía y política». Abundando en este último extremo, Gómez Toré afirma que «El lenguaje no está al margen del poder. Tampoco el lenguaje poético, tantas veces cómplice del tirano y del príncipe, pero en él late la precaria esperanza de otro lenguaje  que no se ejerza como dominio: la utopía de la palabra inerme». Dice bien nuestro autor cuando habla de utopía, porque, a tenor de la degradación paulatina y sin precedentes que esta sufriendo el lenguaje, mantener alguna esperanza de rectificación, de salvación, es hoy en día algo más propio de desubicados o de seres de otro planeta que del ciudadano corriente. Los mensajes publicitarios (incluimos aquí, por supuesto, las soflamas políticas), la perversa comunicación que plantean las redes sociales y la falta de un diálogo equitativo entre seres que comparten inquietudes comunes está convirtiendo el lenguaje en una herramienta utilitarista y mercantilista a la cual se priva de lo trascendental, con todos los inconvenientes que esto conlleva. Enjundiosos ensayos como «Filosofía y poesía en Hölderlin» o «¿Poesía y compromiso?» nos invitan a profundizar en cuestiones sobre la cuales se viene debatiendo con posturas enfrentadas, incluso encarnizadamente contrapuestas, en ámbitos académicos y periodísticos. Hablar sobre la autonomía del arte o, por el contrario, sobre su conexión con las circunstancias históricas en las que se produce es moneda común en los debates estéticos. Gómez Toré no esconde sus argumentos: «el momento de autonomía de la obra artística resulta imprescindible, y sin embargo, desde el carácter doble de la obra como experiencia, desde el “carácter doble de la obra de arte como algo autónomo (que en su autonomía está determinado socialmente) y algo social» (Adorno, 2004, 279)».

La columna vertebral de «Un templo vacío», la segunda sección, es la obra de José Ángel Valente, un autor por el que Gómez Toré profesa especial veneración y de quien destaca la profunda complejidad de su obra al tiempo que pone al descubierto algunas lecturas interesadas encaminadas a desacreditar su integridad estética. «Valente —escribe— es un poeta en constante evolución, que ensaya numerosos caminos (el poema en verso convencional y el poema en prosa, el lenguaje simbólico y el coloquialismo más desnudo, formas líricas puras junto con otras formas que se contagian de lo narrativo y lo dramático) […] Aunque no completamente falsa, resulta engañosa y profundamente desorientadora la distinción entre un primer Valente (el que recoge sus primeros libros en Punto Cero) y un segundo Valente (que cuaja en los libros recogidos con el título Material Memoria)».

«Lecturas», la tercera sección, esta divida a su vez en dos partes. La primera está integrada por estudios en profundidad de la obra de Gamoneda, Claudio Rodríguez, Ángel Crespo, de quien en 2017 editó el libro Amadis y el explorador o Ida Vitale, flamante Premio Cervantes. La segunda se ocupa de poetas más jóvenes, como Olvido García Valdés, Jordi Doce, Ana Gorría o Ada Salas.

Por último, nos encontramos con al sección «Silva de varia lección» la cual, como su título deja traslucir, es un compendio de reseñas y comentarios de menor extensión aunque no de menor alcance, porque en todas ellas José Luis Gómez Toré despliega un conocimiento poco común del acto poético y de la variada herencia estética que precede a la escritura actual. Un libro como Extramuros seduce por las profundas y bien fundamentadas reflexiones que en él tienen cabida, pero también porque nos permite asistir a la construcción del pensamiento poético de su autor, pensamiento que se deja vislumbrar en sus poemas en la misma medida que estos estudios. Ambas lecturas son inseparables.


Selección de apuntes y poemas

[Incluye extractos de otros libros, además de Extramuros]

Apuntes para una anti(poética)

[De Extramuros: escritos sobre poesía (2018)]

Escribía mejor desde que renunció a la idea del poema perfecto.

* * *

El estilo como cárcel. La voz propia (si es que algo así existe) es siempre la conquista de una cierta impersonalidad. Nunca como meta, sino acaso como precario punto de partida.

* * *

La palabra justa: la palabra injusta. Injusta con la multiplicidad de lo real. Con su sed de metamorfosis.

* * *

Del Simbolismo heredamos un empeño tan fecundo como imposible: una matemática de lo difuso, una suerte de precisa imprecisión.

* * *

Tan poca distancia entre ser y estar. De ahí el vértigo.

* * *

Escucha, humildad, silencio. Solo eso pide la obra de arte. Tan poco y, sin embargo, qué difícil resulta hoy encontrar estos tres dones juntos. Tal vez por ello son cada día más los que afirman que no entienden la poesía. En realidad, no escuchan.

Cuaderno de Mozambique, III: Hospital de Chitima

Quién ha dicho que tienen la mirada perdida. Vestidas como para una fiesta, se sientan en el suelo de la sala de espera, entre el lugar del parto y la madre malaria. Así maduran los ojos de la pérdida, la paciencia que afilan a ras de su silencio.

Vestidas para una fiesta que nadie ha convocado todavía, en el olor a madre de sus pechos de tierra destejen la penumbra.

Cómo saber, en qué lugar decir, si hemos llegado pronto o demasiado tarde al agua de la celebración.

Electra

No hay reparación.
Esta orfandad es nuestra
y ya la conocieron nuestros padres.
No se repite el crimen,
sí la herida,
sí la mano detenida en el aire
una vez y otra vez.

La venganza
dura más que los dioses

y la sangre
solo la bebe el polvo.

Hotel Europa

El resto es este rumor inconsolable, este chocar de esferas que van a la deriva. Desde aquí escucho los valses del Imperio con un aire de jazz mientras insisten lejos los obuses con su secreta música. Soy el último. El que husmea los sótanos, el animal dormido en las alcantarillas, el que friega furioso el suelo del lavabo y reclama su óbolo de avispas o silencio. Guardo entre noticias que fueron siempre viejas una corona de metal oxidado y los galones dorados del ujier. Es borroso tu rostro y, sin embargo, persigo cada noche tu cabellera lentísima en mis sueños. A veces, raras veces, he logrado olvidarme de tu nombre y entonces eres un número, el destino velado en cifras que no duelen. Porque el miedo es también un manojo de llaves, he abierto tantas puertas sin encontrarte nunca. Alguien me habló de ti. Posaba de pirata delante del espejo mientras los verdaderos nómadas cruzaban las fronteras. No quiero otro silencio sino el tuyo. Ni siquiera la obscenidad me sirve ya, Cordelia. ¿No te acuerdas de mí? Soy el padre de nadie, el que hace las cuentas con el amor de otros. Desde aquí escucho el chocar violento de las copas, cómo parten los trenes cargados de consignas. Yo guardo su secreto. Me empeño en ser el último. Todavía no he aprendido a callarme. Lo haré pronto.

[De Hotel Europa (2017)]


Extramuros: escritos sobre poesía
José Luis Gómez Toré
Libros de la Resistencia, 2018
352 páginas
19€


Carlos Alcorta (Torrelavega [Cantabria], 1959) es poeta y crítico. Ha publicado, entre otros, los libros Condiciones de vida (1992), Cuestiones personales (1997), Compás de espera (2001), Trama (2003), Corriente subterránea (2003), Sutura (2007), Sol de resurrección (2009), Vistas y panoramas (2013) y la antología Ejes cardinales: poemas escogidos, 1997-2012 (2014). Ha sido galardonado con premios como el Ángel González o Hermanos Argensola, así como el accésit del premio Fray Luis de León o el del premio Ciudad de Salamanca. Ejerce la crítica literaria y artística en diferentes revistas, como Clarín, Arte y Parte, Turia, Paraíso o Vallejo&Co. Ha colaborado con textos para catálogos de artistas como Juan Manuel Puente, Marcelo Fuentes, Rafael Cidoncha o Chema Madoz. Actualmente es corresponsable de las actividades del Aula Poética José Luis Hidalgo y de las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Mantiene un blog de traducción y crítica: carlosalcorta.wordpress.com.

0 comments on “José Luis Gómez Toré: ‘Extramuros’

Deja un comentario

Descubre más desde El Cuaderno

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo