El runrún interior

El runrún interior (109)

Pablo Batalla Cueto registra en su dietario pensamientos propios y notas de libros leídos y cosas vistas en Internet, escribiendo sobre el miedo a los 'okupas' caracteristico de la derecha española o una polémica en torno a un vídeo frívolo grabado en el memorial del Holocausto de Berlín.

/ por Pablo Batalla Cueto /

El runrún interior (108)

Martes, 27/6/2023. Jónatham Moriche: «Los debates de ciertos espacios de la izquierda se parecen cada vez más a los debates de club ufológico a la vuelta de la quinta o sexta quedada de avistamiento fallida».


Miércoles, 28/6/2023. Un lema precioso del Orgullo: «Sé la persona que necesitabas cuando eras joven».

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Descubro una palabra que me encanta, muy utilizada en los siglos XVIII y XIX, pero caída en desuso: jocoserio. DRAE: «Que participa de las cualidades de serio y de jocoso».


Jueves, 29/6/2023. Xan López: «Una subjetividad curiosa es la del que desprecia lo electoral, se regodea de su lejanía de todo eso, pero a la vez explica y una otra vez qué habría que hacer para tener éxito ahí. Odio el fútbol, pero yo podría ser seleccionador nacional y ganar todos los mundiales».

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Leo que, en 1787, se denegó licencia para una traducción del Apocalipsis con estos argumentos:

«Siendo esta una verdadera historia de todas las revoluciones y acontecimientos de la Iglesia desde la pasión de Jesucristo hasta el fin del mundo, pero una historia en donde los personajes y los hechos que se han de ver en el curso de los siglos, están todos cubiertos con el velo de alegorías y figuras misteriosas, nada puede haber más peligroso que dar al pueblo idea de estas cosas por medio de traducciones y comentarios hechos con poco discernimiento y, lejos de edificarle y de instruirle, nada se logrará sino llenarle de preocupaciones falsas y dar ocasión a que la credulidad e ignorante curiosidad dé en una multitud de errores y de abusos».

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Leo a Antonio Muñoz Sánchez comentar un libro de Virgilio Zapatero con prólogo de Alfonso Guerra, titulado Aquel PSOE: los sueños de una generación. «“Memoria” socialista en estado puro», dice el historiador: «análisis cero, profundidad nula, datos errados, Suresnes agosto del setenta y cuatro, “empresa Elberg” en lugar de Fundación Ebert, nula referencia al apoyo externo…». El éxito es una borrachera a la que te olvidas de cómo llegaste, por qué bares pasaste, quiénes te invitaron a qué chupitos. El fracaso, en cambio, suele ser hipermnésico, como en ese viejo militante del PCE/IU que se sabe cada congreso, cada asamblea, cada estrategia, cada resultado electoral.

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Sergio C. Fanjul (me siento muy identificado): «Me gustan mucho esos momentos de alegre despreocupación que hay en los primeros compases de las pelis de terror, antes de que se líe parda. Según me voy haciendo mayor, esa sensación empieza a impregnar a cada rato mi existencia cotidiana».


Viernes, 30/6/2023. Hay todo un género de canciones que podríamos agrupar bajo el membrete «señoros perdonavidas a los que sus señoras dejaron por gandules, llorando fuertecito desde la llorería»: 20 de abril de los Celtas Cortos, El rompeolas de Loquillo, Cartas de amor de Mikel Erentxun…

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Vox publicita el acuerdo al que ha llegado con el PP en Extremadura. Contiene dieciséis puntos de los cuales el primero (no el segundo, ni el quinto: el primero) es este: «Rebaja integral de impuestos. En los primeros 100 días de gobierno, incluyendo ITP, IRPF en todos sus tramos, especialmente las rentas bajas, y la eliminación de Sucesiones y Donaciones, y Patrimonio». Pueden dar tremendas tabarras con Covadonga y Blas de Lezo y el pin parental y los menas y la España metafísica, pero, al final, de lo que va la movida, de lo que iba ya en 1936, es de eso, y lo demás es la faramalla con que lo sacralizan. Son parásitos que llevan sin doblar el lomo desde que el primer Trastámara jugaba a los tazos; saqueadores que ni saquean, sino que viven de preservar el saqueo de sus tatarabuelos, dispuestos eso sí a torturar de maneras indecibles a quien ose ponerlos a dar medio palo al agua. Y no es que no haya más. Pero no hay mucho mas. Son la gran burguesía blanda, cobarde, inépica, carente de talento, violenta mediante intermediarios, que espantaba a Sorel, y por la que Sorel pasó de ser tradicionalista a un revolucionario sui géneros, viendo en el proletariado y la huelga general un heroísmo digno de tal nombre. Sorel estaba como una cesta de gatos y no es reivindicable en absoluto, pero eso, ese desprecio profundo a estos cierrabares que llaman «hombres blandengues» a los demás, cuando todo en ellos es mezquino y pusilánime, sí es rescatable. Son peligrosísimos, pero son unos mierdas.


Sábado, 1/7/2023. Leo por ahí esta conversación ficcionada y verosímil con Karl Marx:

—Pues bueno, Karl, esto es básicamente el mundo en 2023. ¿Cuál es tu análisis de la situación? ¿Sigue el capitalismo estando condenado…?

—Hostia puta, ¿llegasteis a la Luna?

—¿Tiene futuro el comunismo?

—¿La Luna en el puto cielo?


Domingo, 2/7/2023. Noticias que dicen algo sobre el momento en el que vivimos: cierra el Wiener Zeitung, el periódico impreso más antiguo del mundo. Es muy llamativa la última portada; una enumeración de cifras: 116.840 días, 3839 meses, 320 años, 12 presidentes, 10 kaisers, 2 repúblicas, 1 periódico. El diario, ahora, no es que deje de existir, sino que pasa a ser digital. Pero no deja de sentirse como un umbral de época; como una edad que se acaba y otra que empieza.

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Gonzalo Torné: «La llamada cultura de la cancelación es una cortina de humo ideológica para acusar y debilitar la multiplicación de puntos de vista críticos facilitada por la Red y la proliferación de los estudios superiores». La mejor definición que he leído.

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Publica El País un reportaje sobre Haití. «Las bandas han tomado el control, no tenemos policía ni gobernantes. […] En este país no hay futuro», dice una persona entrevistada. «Haití es un país sin nadie al volante. Tras décadas de dictaduras y desastres naturales, su capital está gobernada por bandas criminales», explica el periódico. Y a uno se le queda una desagradable sensación de estar leyendo sobre el futuro de su propio país.


Lunes, 3/7/2023. Veo comentarios indignados contra unas chicas que han grabado un vídeo frívolo bailando en el memorial del Holocausto de Berlín, entre sus grandes bloques de cemento. Sé que es una opinión provocadora, pero yo no lo veo exactamente mal. Evidencia algo que no deja de ser hermoso: la vida siguió después de Auschwitz; los derrotados del cuarenta y cinco no tuvieron el premio de consolación de arruinarle al futuro la risa, la ligereza, el placer de la despreocupación. La memoria humana es frágil, sí, pero eso es terrible tanto como es bueno. Significa aquello de Primo Levi de que «ocurrió y por ende puede volver a ocurrir», pero también que no perdamos la esperanza de construir un mundo mejor, que una memoria obsesiva del horror, de todas las veces que el género humano fue salvaje, solo puede apagar.

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Leo a Tristán de Usera la reflexión de que «quizá en nuestro contexto sea políticamente más útil traducir le Grand Remplacement como la Gran Okupación, esa metáfora ultra tan exitosa a este lado de los Pirineos». Es ciertamente posible que el pánico al okupa se dé más en España que en ningún otro país. Y pienso puede ser un miedo heredado: el recuerdo perdurable de los tres años en que los criados, los choferes, los mayordomos, los jornaleros, okuparon las mansiones, se pusieron la bata y las zapatillas de los señores, comieron con sus cubiertos de plata. Quizá también con otra herencia del franquismo: el «país de propietarios, no de proletarios» del ministro Arrese, un país con más propietarios de lo habitual, carpantas que ansiaron esa condición y lo que van legando es un miedo cerval y disparatado a que se la arrebaten.

Tristán escribe lo de los okupas a raíz de una de las noticias del día: en una fachada de Madrid ha aparecido una lona gigante sobre Desokupa, la célebre empresa de desahucios exprés, que cuenta con vastas simpatías entre la derecha sociológica. Aparecen Daniel Esteve, su líder, y Pedro Sánchez. Leyenda: «Tú a Marruecos, Desokupa a la Moncloa». Como dice Guillermo Zapata, alguien debería preguntarle a Feijóo por qué un grupo de matones presume de que van a llegar a la Moncloa si él forma gobierno. Esteve ha ido adquiriendo una fama que va más allá del asunto de la okupación, y ya ha ido deslizando la posibilidad de constituirse en partido político, entre declaraciones xenófobas y ultranacionalistas. La estética y la retórica del grupo son totalmente fascista; una cosa como de Amanecer Dorado. Y eso es llamativo y preocupante como indicio del estado de la cuestión. No se toman la menor molestia en no parecer lo que son. No hay piel de cordero, no hay filtro suavizador. Son nazis, lo parecen, no les importa y hasta lo pregonan en una lona.

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Moriche: «La fetichización acrítica de los movimientos sociales y el cambio social —residuo histórico de otros tiempos y su nítida contradicción neoliberalismo vs nosotras— nos deja muy inermes cuando los movimientos sociales más potentes son los del enemigo y el cambio social es a peor».

El runrún interior (110)


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Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, NevilleCrítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).

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