/ por Pablo Batalla Cueto /
Martes, 12/9/2023. Inauguran en Moscú, ante la sede del Servicio de Inteligencia Exterior —sucesor del KGB— una nueva estatua de Félix Dzerzhinski, el fundador de la Cheka. Es una versión algo más pequeña de la que se irguió delante de la Lubianka entre 1958 y 1991, el derribo de la cual por la multitud es una de las estampas más icónicas de los años del colapso de la URSS. Decía Benjamin que nada de lo que haya acontecido se ha de dar para la historia por perdido, y en Rusia es más cierto que en ningún otro sitio. Hay un refrán allá que dice que nunca sabe uno qué nos deparará el pasado.
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Publica Arturo Pérez-Reverte un artículo nostálgico de la máquina de escribir. «Ningún teclado moderno transmitirá nunca la sensación perfecta del ruido de una máquina de escribir en sintonía con tu estado de ánimo, las ideas fluyendo violentas de la cabeza a los dedos, la pasión de contar una historia», dice, y genera una cascada de emulaciones ridiculizadoras en Twitter de la que participo, cada una yendo un poco más atrás en la historia de la técnica. Ángela Vicario: «Ninguna máquina de escribir moderna transmitirá nunca la sensación perfecta del ruido de una pluma de oca sobre el pergamino en sintonía con tu estado de ánimo, las ideas fluyendo violentas de la cabeza a los dedos, la pasión de contar una historia». Enrique Castro: «Ningún cálamo moderno transmitirá nunca la sensación perfecta de la arcilla blanda cediendo debajo del sello pictográfico en sintonía con tu estado de ánimo, las cabezas de ganado fluyendo violentas de la cabeza a los dedos, la pasión de contar una venta de ovejas». Yo: «Ningún instrumento de escritura transmitirá nunca la sensación perfecta del auditorio expectante ante tu propia voz en sintonía con tu estado de ánimo, la imaginación fluyendo violenta de la cabeza a la laringe, la pasión de contar una historia única, irrepetible».
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Al influencer libertario (libertario de los malos; ultraliberal) Juan Pina no le gusta Milei, porque él, al menos, es coherente con el nombre de su ideología y cree en la ultraliberalización económica tanto como en la moral. Dice: «Si Milei gana, pues que dolarice, quite impuestos, desregule y haga una revolución económica liberal, pero que no toque nada más. Si intenta la batasha cultural de Laje, Villarruel y demás extremistas ultraconservadores, hay que impedirlo. Argentina no puede ser un Irán cristiano». Y me pasma su candidez. La candidez de pensar (recién cumplidos los cincuenta años del golpe de Estado chileno) que es posible ultraliberalizar la economía sin chupaderos, ni picanas, ni vuelos de la muerte; que la gente va a aceptar de buen grado que se eliminen sus redes de seguridad y se la lance a la intemperie de la ley del más fuerte. No hay libertarianismo posible sin una dictadura tan espantosa como la de Pinochet para reprimir a sus disidentes.
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Hay un refrán asturiano que dice: «Qué sabrá’l gochu cuándo ye fiesta». No conocía esta otra versión que descubro ahora, y que me asombra por su profundidad filosófica: «Qué sabrá’l gochu lo que ye’l tocín».
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Leemos hoy en eldiario.es que «la Junta de Andalucía declara “estratégico” un proyecto de los Franco para construir un complejo de ocio sobre el acuífero de Coín». Como dice Jorge Dioni, el siglo XX español en veintiuna palabras.
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Leo en Historia de la derecha española, de Pedro Carlos González Cuevas, algo que no sabía: Fuerza Nueva tuvo un sindicato, Fuerza Nacional del Trabajo, dirigido por el antiguo falangista auténtico José Antonio Assiego Verdugo, que «alcanzó cierta implantación en algunas grandes empresas de Madrid, en el Ayuntamiento de la capital y, sobre todo, entre los taxistas». Fascismo y coches, esa relación histórica y fértil.
Otro asunto curioso que tampoco conocía y cuyas reverberaciones vibran en un presente en el que, en las filas de ultraderecha, va cundiendo un sentimiento crecientemente antimonárquico («Felpudo VI») y antieclesiástico: Blas Piñar llegó a romper con la Monarquía y a abogar por una República presidencialista. Esto cuenta González Cuevas:
«Además, el líder de Fuerza Nueva se enemistó aún más con los sectores conservadores moderados cuando en septiembre de 1979 rompió ruidosamente con la monarquía, declarándose partidario de una república de carácter presidencialista. El hecho no dejaba de ser significativo, ya que, en un primer momento, Piñar había apostado, frente a los falangistas-regencialistas, por el príncipe Juan Carlos como sucesor de Franco. La plana mayor de Fuerza Nueva fue recibida en la Zarzuela por el príncipe en diciembre de 1973. Naturalmente, la actuación del monarca no podía ser del agrado de los partidarios de la continuidad del régimen franquista. La afirmación republicana de Piñar fue contestada por el aliancista Ruiz Gallardón, que consideró aquella alternativa como “falsa y, además, funesta”, porque, entre otras cosas, hacía el juego a la izquierda. Piñar contestó al dirigente aliancista con una serie de artículos en El Imparcial, luego insertos en un libro que llevó por título ¿Hacia la III República?, donde razonaba su posición política. Piñar venía a resucitar la teoría de las dos legitimidades de la princesa de Beira, acusando, de facto, al monarca de traidor a los principios del Movimiento Nacional que había jurado».
Miércoles, 13/9/2023. Leo que George Borrow, el célebre Jorgito el Inglés, predicador protestante en la España del siglo XIX, contaba que, cuando intentaba ganar conversos en Galicia, los labriegos gallegos le respondían que cómo iban a creer ellos en una religión falsa, si ni siquiera creían en la verdadera. La retranca. Otro buen ejemplo es este sobre cuya pista me ponen, uno de los refranes más sorprendentes que descubriera el antropólogo Carmelo Lisón Tolosana en sus investigaciones sobre Galicia: «Deus é bon, o demo non é malo».
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«Si no suprimen el impuesto de Sucesiones, tendríamos que marcharnos». Lo dice Luis Fernández-Vega, director del Instituto Fernández-Vega y pregonero de las fiestas de San Mateo (perdón: San Motea) de Oviedo de este año. Acaba de recibir la medalla de oro de Asturias. Y su clínica de Oviedo se pagó con fondos mineros. Es impresionante lo de esta gente.
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Cadena Ser: «El Gobierno de Ayuso reduce en medio millón de euros el dinero para la comida de la residencia de mayores de Peñuelas». Necroliberalismo.
Jueves, 14/9/2023. En México, un autonombrado ufólogo presenta en el Congreso dos cuerpos de supuestos extraterrestres. Son unos marcianitos de papel maché que no se los cree ni el que asó la manteca. Cómo será la cosa, que no se los cree ni el abrazafarolas de Iker Jiménez. Sea como sea, qué tiempos estos.
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Expulsan del PSOE a Nicolás Redondo Terreros por deslealtad sistemática hacia el partido. Redondo, que llegó a participar en un acto de campaña de Isabel Díaz Ayuso, anuncia que recurrirá este «atropello». Y tiene bemoles: recibe la notificación durante una comida con Aznar. Como bromea Javier Alemán, es como que te llegue la notificación de expulsión del Partido Vegano mientras te bajas un chuletón con Salt Bae.
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Comparte Mario Martínez Zauner en Twitter una fotografía de una tienda de colchones en la que brilla un letrero de neón que dice: «Que el fin del mundo te pille soñando». Como Mario comenta, la tanatocultura y la mercantilización de todo, incluso del fin del mundo.
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Leo este agudo comentario a una cuenta católica de Twitter: «¿No es raro que la mayoría de testimonios hoy día versen sobre cómo el cristianismo me ha ayudado en mis sufrimientos, mientras que antaño los testimonios versaban sobre cómo el cristianismo me hizo dejar de ser un sinvergüenza y arrepentirme del sufrimiento causado a otros?». Otro le contesta que «sí, eso de “Pare de sufrir” es tan poco católico que hasta hay una secta protestante con este nombre. El catolicismo va más bien de que dejes de hacer sufrir al prójimo (aunque indirectamente eso hará que mejore tu sufrimiento)».
Viernes, 15/9/2023. Hace furor estos días, en las redes, un nuevo milagro de la inteligencia artificial: la traducción automática de clips de vídeo a otros idiomas, tan perfecta que hasta se le modifican los labios a la persona grabada, para hacerlos coincidir con la pronunciación de la lengua elegida. Anda la gente jugando a traducir vídeos de Belén Esteban, del Fary, de Ramón de Pitis, de La Veneno, de Gustavo Bueno, de Mariano Rajoy («it is the neighbours who elect the mayor and it is the mayor who wants the neighbours to be the mayor»), de Chiquito de la Calzada, etcétera; y vemos asombrados a estas personas hablando un inglés o un alemán o un italiano perfectos, con su propio timbre de voz. Al resultado no se le ven las costuras. Pero resulta que alguien intentó traducir al celebérrimo vídeo, pionero analógico de la viralidad, de José Tojeiro relatando que unas prestiputas que ejercían la prestipución le habían echado droja en el colacao. Y el resultado, con ser divertido, no es perfecto en este caso: la máquina no capta bien algunos de los giros y los traduce de aquella manera. He ahí un mandamiento para el siglo XXI: sé tan genuino que ni la IA pueda entenderte.
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Leo a Edgar Straehle compartir una interesante cita de Stalin in power, de Robert C. Tucker, sobre un ejemplo pasmoso de autocensura del poder. Stalin tuvo que expurgar unas cuantas obras suyas para adecuar su pasado a su presente, eliminando incluso posibles «rastros trotskistas» en obras centrales suyas como Los fundamentos del leninismo:
«[…] no siki Lenin fue “trotskista” hasta el final de su vida, sino que también lo fue Stalin hasta incluso mayo de 1924, cuando repitió en sus conferencias sobre los “Fundamentos del leninismo” la proposición de que era imposible “lograr la victoria final del socialismo sin los esfuerzos concomitantes de los proletarios de varios países destacados”. Solo más tarde, en 1924, bajo la influencia de su versión del bolchevismo nacional, Stalin revisó su posición, eliminó ese pasaje del texto de los “Fundamentos” y rechazó el principio bolchevique, generalmente aceptado hasta ahora, de que la victoria del socialismo en un solo país no era posible».
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Parece que entre Abel Caballero, alcalde de Vigo, y Xavier García Albiol, alcalde de Badalona, se ha desencadenado una tróspida competición por conseguir el árbol de Navidad más alto de España. «Tendremos el árbol de Navidad más alto aunque tenga que subirme yo», reta hoy Albiol a Caballero, que anunció un árbol tan alto como un edificio de doce plantas. Fenómenos morbosos propios de eras crepusculares, precatastróficas.
Sábado, 16/9/2023. Contabilizan las iniciativas presentadas en las Corts valencianas en tres meses de legislatura. Compromís ha presentado 416. El PSOE, 248. El PP, 48. Y Vox, 3. Libre Dios a los hijos tontos del rentismo español de la funesta manía de currar. Esos cojones no se van a rascar solos. Qué tios. Tiene que ser un récord. Y hay que monetizarlo de alguna manera; tiene que haber unas olimpiadas de la molicie a las que enviar a estos tipos a ser el Dream Team, los Michael Jordan y los Shaquille O’Neal de la galbana. «Soy español, mi familia lleva sin pegar un palo al agua desde que Favila era corneta, ¿a qué quieres que te gane?».
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Cuenta Hugh Thomas en La guerra civil española que, en los años treinta,
«dos tercios de los españoles eran católicos no practicantes: aunque utilizaban las iglesias para bautizos, bodas y funerales, nunca se confesaban ni iban a misa. Según el padre jesuita Francisco Peiró, solo el 5% de la población rural de Castilla la Nueva cumplió sus deberes pascuales en 1931. En algunos pueblos de Andalucía, únicamente iba a la iglesia el 1% de los hombres. En algunos pueblos, el cura decía la misa solo. En la rica parroquia de San Ramón, en el barrio madrileño de Vallecas, el 90% de las personas educadas en colegios religiosos no se confesaban ni asistían a misa una vez abandonado el colegio».
Lo del uno por ciento de practicantes de algunos pueblos de Andalucía es para recordárselo a algunos de cierta corriente de andalucismo rojipardo que canta panegíricos a la potencialidad emancipatoria de la «religiosidad popular», habla de las cofradías como de poco menos que sóviets en potencia y se enfada con quienes emiten cualquier crítica de las procesiones de Semana Santa. Hubo una cruzada fascista con cientos de miles de muertos para restituirle números vigorosos a esa religiosidad de la que, en los años treinta, llegó a descreer un noventa y nueve por ciento del personal. Respeto a las creencias de cada cual, todo el del mundo, pero, políticamente, nada que reivindicar. ¿Son las procesiones populares? No cabe duda, pero, como dice la cuenta Electrón Libre en Twitter, «lo popular no es por definición emancipatorio. Muy al contrario, a veces es incluso el caballo de Troya de las oligarquías para mantener atados y bien atados los resortes del sistema». El majismo.
Domingo, 17/9/2023. Muere Pepe Domingo Castaño, y La Nueva España publica su clásico artículo de «conexión asturiana». El titular es: «El amor por Asturias de Pepe Domingo Castaño, que disfrutó de los toros en Gijón este verano». Esto de que tu amor por Asturias se manifieste yendo a los toros es como amar Japón e ir por allá a disfrutar de sus espléndidos restaurantes italianos.
Lunes, 18/9/2023. PP y Vox autorizan la caza a partir de octubre en el parque nacional de Monfragüe. Cuánto aplaudió algún papanatas a la María Guardiola de las narices durante los tres minutos y medio que hizo como que no era el ser humano despreciable que hay que ser para dar la mínima cuota de poder a estos enemigos furibundos de la vida.
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Leo en El País que la policía investiga, en Almendralejo, la difusión de fotos totalmente desnudas de una veintena de menores, pergeñadas mediante inteligencia artificial por algunos de sus compañeros. «Me dio un vuelco al corazón al ver la foto de mi hija», dice una madre. Se queda uno helado. Había, relataba Platón, un faraón, Thamus, al que un dios inventor, Theuth, iba proponiendo sucesivos avances tecnológicos, de los que le enumeraba las incomparables ventajas. Thamus, prudente, señalaba los posibles inconvenientes. Debatían, y el invento, al final, se aprobaba o no. Nosotros no lo hacemos; no debatimos así en torno a las potencialidades y los peligros de cada nueva tecnología. Somos novólatras; entendemos que lo nuevo es per se bueno. Y al final, pasa lo que pasa.
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Una noticia reciente que le leo a Hibai Arbide: un monje rumano ha pegado una paliza a un monje bielorruso en un monasterio serbio situado en el monte Athos, la península griega gobernada por la iglesia en la que las mujeres tienen prohibida la entrada. El monje bielorruso fue hospitalizado tras iniciar una discusión sobre la controversia entre el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y el Patriarcado de Moscú. Hay otros mundos, pero están en este.

Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, Neville, Crítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).
“Comparte Mario Martínez Zauner en Twitter una fotografía de una tienda de colchones en la que brilla un letrero de neón que dice: «Que el fin del mundo te pille soñando». Como Mario comenta, la tanatocultura y la mercantilización de todo, incluso del fin del mundo.”
Hace años que en pleno centro de París (19, avenue Victoire) existe un café que se llama “Le dernier bar avant la fin du monde”.