Poéticas

Una antología imprescindible

Carlos Alcorta reseña 'Disparos al aire', una antología de aforismos hispanoamericanos de Hiram Barrios; trabajo de gran envergadura, que sienta las bases para futuros estudios.

/ una reseña de Carlos Alcorta /

Teniendo en cuenta el auge del aforismo experimentado en nuestro idioma en los últimos años, un libro como este se nos antoja absolutamente imprescindible porque nos da a conocer una selección de los mejores escritores de dicho género en Hispanoamérica ―esa gran desconocida― lo que implica una más que notable variedad de registros y de maneras de entender lo que José Antonio Ramos Sucre definió como «disparos al aire». En el volumen participan sesenta y cinco autores y el arco temporal se ensancha desde el siglo XIX ―la selección se inicia con José de la Luz y Caballero (1800-1862)― hasta la actualidad ―Matín Cadés (1986) o Roy Herbach (1991).

Aunque bajo el paraguas de aforismo, al menos en nuestro país, se han refugiado escritos de otra índole, como reflexiones o fragmentos de cierta extensión, lo cierto es que Hiriam Barrios, a nuestro parecer con buen criterio, ha desechado estas fórmulas y se ha decantado en su elección por el aforismo propiamente dicho, aunque reconoce que «El uso poco riguroso del término, las distintas acepciones que ha poseído, la sinonimia difusa que incluso los diccionarios especializados ofrecen, la dificultad para precisar límites con otras formas de la brevedad ―literarias o no― y la libertad de composición que privilegia la práctica contemporánea contribuyen a la indeterminación», es decir, atendiendo, principalmente al aspecto formal, es decir, a su brevedad, de la que quedan excluidos, por tanto, los textos fragmentarios o las reflexiones más o menos discursivas.

En un libro como este, en el que, por su propia configuración, se agrupan autores tan dispares de geografías tan distintas, no podía faltar un estudio previo que tratara de contextualizar los antecedentes culturales comunes. Barrios ha dedicado un extenso espacio a ello, bajo el título «La tradición aforística». Rastrea el autor los orígenes del término, que se remontan a Hipócrates en el siglo IV a. C., incluso antes, según algunos estudiosos. En cualquier caso, nadie duda de que nace en Grecia. Tal y como lo entendemos ahora, el referente más antiguo serían Las meditaciones de Marco Aurelio. Barrios va paso a paso siguiendo ese rastro a lo largo de los siglos y menciona a algunos de los autores que con más constancia y eficacia practicaron el género: Isidoro de Sevilla, Erasmo de Rotterdam, Baltasar Gracián, los moralistas franceses, Lichtenberg, Pascal, Renard, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche, Canetti, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Antonio Porchia o Nicolás Gómez Dávila, por ejemplo. Se hace alusión también a la escasa presencia de autoras en los siglos precedentes, aunque en la actualidad, por fortuna, tal anomalía se ha subsanado con suficiencia.

El aforismo moderno es, según Hiram Barrios, «en esencia una herencia de pensadores que rechazaron los sistemas filosóficos tradicionales, bien por especulativos, bien por abstractos, en aras de formas de expresión que vincularan la experiencia de vida con el mundo». Pero las características que lo distinguen de cualquier otro género siguen siendo la concisión, el contenido asistemático y la conclusión sorpresiva.

El experto analiza las distintas peculiaridades del aforismo: la concisión, o condensación verbal, es decir, la brevedad que tiene como objetivo sugerir, evocar más que definir; la discontinuidad, es decir, que cada aforismo posee su propia autonomía: «Cada pieza sería autónoma e independiente; su aislamiento permitiría utilizarla y aun ajustarla a cualquier otro contexto referencial sin detrimento del enunciado. El espacio en blanco funcionará como un corte, una invitación a desprenderse de lo leído para adentrarse en una inquisición nueva o diferente, pues este delimitaría un universo autónomo»; la discordancia: «El discurso aforístico refuta, critica o ridiculiza: en cada objeto que aborda hay una observación que desvela una postura discordante»; la ficcionalidad, es decir, la oposición a todo intento de categorización. Todo es relativo, por eso no se busca una verdad absoluta sino formas, válidas en sí mismas, de aproximarse a la verdad y la hibridez: «El aforismo moderno se distingue por las colindancias y las intersecciones que establece con otras formas textuales cimentadas en la brevedad y la concisión».

Una vez sentadas las premisas teóricas, Hiram Barrios profundiza en los orígenes del aforismo en Hispanoamérica, objeto de este estudio. Se remonta hasta el siglo XVI para llegar hasta nuestros días, aunque la selección de autores comienza en el siglo XIX. La bibliografía que maneja Barrios es exhaustiva, casi apabullante (no podemos adjudicarle este aforismo de Sergio Golwarz: «El que un escritor no mencione jamás a otro en sus obras puede ser indicio de independencia, pero también de gran ignorancia»), pero necesaria para seleccionar esos sesenta y cinco autores, lo más granado del género aforístico en español. Nombres como Rafael Barret, Antonio Porchia, Ramos Sucre, Vallejo, Huidobro, Francisco Tario, Gómez Dávila, Alberto Girri, Bioy Casares, Roberto Juarroz, Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, José Balza o Julio Ramón Ribeyro son imprescindibles en cualquier recuento que se precie.

El trabajo que ha realizado Hiriam Barrios es digno de encomio. La empresa, por su envergadura, no era fácil, pero con Disparos al aire: antología del aforismo en Hispanoamérica ha logrado sentar las bases para futuros estudios. Este libro será referencia obligada para quien se aventure por el populoso mundo del aforismo en español.


Selección de aforismos

Más debe la filosofía a los intolerantes que a los conciliadores.
José de la Luz y Caballero (Cuba, 1800-1862)

La vida es una cadena de necedades, de las que no es la menor no querer hacerlas.
Ignacio Manuel Altamirano (México, 1834-Italia, 1893)

Todo progreso significa dos cosas: una inconsciente continuación del pasado y una voluntaria reacción contra él.
Manuel González Prada (Perú, 1844-1918)

El que desee vivir en paz con la sociedad debe forzosamente optar por uno de estos medios: callar o mentir.
Francisco Sosa (México, 1848-1925)

El hombre es un gorila que se ríe… y que hace reír.
Enrique José Varona (Cuba1849-1933)

Lo mejor que escribe un poeta es aquello que no escribe.
José Martí (Cuba, 1853-1895)

Dos clases de «pensadores»: los que manejan las clasificaciones y los que son manejados por ellas.
Carlos Vaz Ferreira (Uruguay, 1872-1958)

Toda vez que he intentado la definición de locura, buena parte de cordura quedó abarcada en la definición.
Macedonio Fernández (Argentina, 1874-1952)

No hay remordimiento más triste que el de no haber pecado.
Rafael Barret (España, 1876-Francia, 1910)

A veces no se necesita menos valor para escuchar la verdad que para decirla.
Franz Tamayo (Bolivia,1879-1953)

Quien dice la verdad casi no dice nada.
Antonio Porchia (Italia, 1885-Argentina, 1968)

Cuando preguntes algo debes estar siempre a la altura de la respuesta.
Antenor Orrego (Perú1892-1960)

Los intelectuales son rebeldes, pero no revolucionarios.
César Vallejo (Perú, 1892-Francia, 1938)

Ningún reloj te dice tu hora.
Mariana Frenk-Westheim (Alemania, 1898-México, 2004)

Adán y Eva no fueron expulsados del Paraíso: se fugaron.
Luis Cardoza y Aragón (Guatemala, 1901-México, 1992)

El peor desgaste mental es pensar en el porvenir.
Julio Aquiles Munguía (Bolivia, 1907-1983)

El hombre es más capaz de actos heroicos que de gestos decentes.
Nicolás Gómez Dávila (Colombia, 1914-1994)

Terminar un cueto así: «Y la casa del maestro fue convertida en burdel por sus discípulos».
Julio Ramón Ribeyro (Perú, 1929-1994)

Lo inmediato, esa cima.
Rafael Cadenas (Venezuela, 1930)

La mediocridad es el arte de no tener enemigos.
Coco Manto (Bolivia, 1940-2022)


Disparos al aire: antología del aforismo en Hispanoamérica
Hiram Barrios
Trea, 2022
576 páginas
22 €

Carlos Alcorta (Torrelavega [Cantabria], 1959) es poeta y crítico. Ha publicado, entre otros, los libros Condiciones de vida (1992), Cuestiones personales (1997), Compás de espera (2001), Trama (2003), Corriente subterránea (2003), Sutura (2007), Sol de resurrección (2009), Vistas y panoramas (2013) y la antología Ejes cardinales: poemas escogidos, 1997-2012 (2014). Ha sido galardonado con premios como el Ángel González o Hermanos Argensola, así como el accésit del premio Fray Luis de León o el del premio Ciudad de Salamanca. Ejerce la crítica literaria y artística en diferentes revistas, como ClarínArte y ParteTuriaParaíso o Vallejo&Co. Ha colaborado con textos para catálogos de artistas como Juan Manuel PuenteMarcelo FuentesRafael Cidoncha o Chema Madoz. Actualmente es corresponsable de las actividades del Aula Poética José Luis Hidalgo y de las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Mantiene un blog de traducción y crítica: carlosalcorta.wordpress.com.

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