El runrún interior

El runrún interior (117)

Pablo Batalla Cueto registra en su dietario pensamientos propios y notas de libros leídos y cosas vistas en Internet, escribiendo sobre la guerra en Israel o la lectura de 'La sociedad ingobernable', de Grégoire Chamayou.

/ por Pablo Batalla Cueto /

El runrún interior (116)

Martes, 17/10/2023. Pessoa: «Si tuve certezas, siempre recuerdo que todos los locos las tuvieron mayores».

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En 2036 —propone Hibai Arbide que nos imaginemos—, un joven palestino huérfano que lleve trece años malviviendo en una tienda de campaña en un campo de refugiados en el desierto del Sinaí, cometerá una barbaridad. Y entonces los hipócritas dirán: «¿Cómo es posible que alguien sienta tanto odio? Será por su religión».

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Hay en todo el mundo un sendero angosto y proceloso hacia la supervivencia de la civilización en estas horas dramáticas y tiene dos carriles: el izquierdo se llama sanchismo; y el derecho, comoquiera que llamen los malos de allá a la coalición democrática polaca.

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Una idea con la que no quiero frivolizar, pero que me ronda la cabeza: un museo del horror también es, o puede ser, una escuela del horror; enseñar el Holocausto también es enseñar a perpetrarlo. Un poco aquello de Benjamin de la cultura y la barbarie.

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Cuánta muerte y destrucción ha provocado la política británico/estadounidense de resolver conflictos partiendo sitios en dos: Irlanda, Chipre, Vietnam, Corea, India, Palestina… No salió bien ni una.

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Hay una cosa que me irrita de José Andrés, el chef filántropo estrella, y me cuesta explicarla, pero es algo como lo que sigue. Hay gente que tiene facilidad para que se le pegue el acento de otro sitio: aquello de Aznar con el tejano. Pues a este le pasó lo mismo, pero con la mirada y la prosodia de predicador evangélico; con esa manera tan característicamente estadounidense de ser un iluminado, de liderar un «Gran Despertar». Un día tuvo este hombre la revelación de que el mundo necesitaba su descendimiento en helicóptero sobre lugares en conflicto para repartir ‘tuppers’ de sanjacobos y se convirtió en el Billy Graham de eso, con sus frases resultonas como que «el mundo necesita mesas más largas en lugar de muros más altos». Y en fin: mejor tener la revelación de que el mundo necesita sanjacobos y cuencos de sopa que la de que precisa lapidaciones de adúlteras y homosexual, faltaría más. Pero no puedo evitar que este paisano mío, asturiano de Mieres, me cargue muchísimo.

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Al menos quinientos muertos en el bombardeo israelí de un hospital de Gaza. No hay palabras para tamaña vesania. Se dicen «hijos de la luz». Valientes hijos de muy otra cosa.

Como dice Marcos Bartolomé, esto es el resultado de cada «es complicado», de cada comunicado al sexto día condenando a ambas partes, de cada «Israel tiene derecho a defenderse», de cada yass queen en Eurovisión al candidato israelí, de cada «en Gaza no hay Orgullo», de cada tertulia con todólogos. Y no hay palabras.

Israel se excusa; dice que mandó una advertencia para que evacuaran el hospital. Y uno se acuerda de otros que también avisaron: ETA, antes del atentado de Hipercor.


Miércoles, 18/10/2023. Las cumbres mundiales contra el cambio climático recuerdan un poco a aquellas grandes conferencias de La Haya por la paz mundial que se organizaron en 1899 y 1907. Buenas palabras, ningún cumplimiento y la preparación de un gigantesco desastre siguiendo su curso.

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Rescatan un viejo recorte de periódico de 2014 del diario Wales en el que se resumían el «estilo israelí de relaciones públicas»:

  1. No hemos escuchado reportes sobre muertos, pero lo comprobaremos.
  2. Ha habido muertos, pero a causa de un cohete/bomba palestino fallido.
  3. OK, fuimos nosotros, pero eran terroristas.
  4. OK, eran civiles, pero estaban siendo utilizados como escudos humanos.
  5. OK, no había combatientes en la zona, así que fue error nuestro. Pero nosotros matamos civiles por accidente; ellos lo hacen a propósito.
  6. OK, nosotros matamos muchos más civiles que ellos, pero ¡mirad qué horribles son estos otros países!
  7. ¿Por qué sigues hablando de Israel? ¿Eres algún tipo de antisemita?

Ahora, con lo del hospital, se está siguiendo el decálogo punto por punto. A estas alturas van ya por la quinta versión de lo ocurrido.

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Prohíben a Manu Pineda, eurodiputado de IU, utilizar la kufiya, el pañuelo palestino, en el Europarlamento, y yo me acuerdo de aquello que contaba un testigo de que, después de la Comuna de París, «una furia demencial» se desencadenó «contra todo lo que era rojo: ropa, banderas, ideas y hasta el lenguaje»; el rojo se había convertido en «una enfermedad mortal», como «la peste y el cólera».

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Pregunta un diputado del PP: «Si un hospital español fuera bombardeado ¿a quien creerías? ¿A ETA, o al Ejército Español o la Guardia Civil?». Le responden: «Yo a ETA, sin duda. ETA reivindicaba hasta sus más repugnantes atentados; aquí el Gobierno y las FFSS siempre se han ocupado de entorpecer investigaciones». Se recuerda también aquello que decía Mayor Oreja: «ETA mata, pero no miente».

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Leo que decía Pierre Nora que «las únicas encarnaciones europeas son negativas»: Verdún y Auschwitz; una batalla en la que participaron los ejércitos francés, británico y alemán y un campo de exterminio de judíos y resistentes de una docena de países europeos.

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Igual que hay el fascismo eterno del que hablaba Umberto Eco, tiene que haber un antifascismo eterno que alce la voz cada vez que una etnocracia pretenda expandirse a costa de la marginación y el exterminio de otro pueblo, aunque la lideren las víctimas de una fase anterior. Antifascismo no es defender a los judíos hagan lo que hagan —cosa imposible por lo demás, porque judíos, como es lógico, hay muchos y muy distintos—, sino la alerta eterna ante la reproducción con quien sea de los mecanismos que condujeron a su casi exterminio.

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Khaled Juma, poeta gazatí:

¡Ah, niños bribonzuelos de Gaza!
Vosotros que, chillando, constantemente me fastidiabais, debajo de mi ventana;
vosotros que llenabais cada mañana de bullicio y de caos;
 vosotros que rompisteis mi jarrón y me robasteis la solitaria flor del balcón:
volved,
gritad cuanto queráis,
romped todos los jarrones,
robad todas las flores.
 Volved.
Simplemente volved…

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Marcos Bartolomé: «Viendo en una webcam a unas personas hacer pádel-surf en la playa de Tel Aviv al atardecer mientras, a setenta kilómetros, no hay agua ni comida, me pregunto cómo puede ser que haya gente que, en 2023, se niegue a entender las palabras ocupación, colonización, apartheid, genocidio y resistencia».

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Da Borrell en el Europarlamento un discurso que me parece que, tal y como está el percal, con Von der Leyen alineándose rocosamente con Israel, con Manu Pineda siéndole impedido llevar kufiya,tiene mucho valor. «Si voy a Israel, tengo que poder también visitar Ramala», dice, y se defiende: «Igual que podemos decir que es una tragedia abominable matar a jóvenes que celebraban la vida, ¿no podemos decirlo sobre la muerte de ochocientos niños en Gaza?».

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Difunde Israel un supuesto audio interceptado de una conversación entre militantes de Hamás, esgrimiéndolo como prueba de que lo del hospital fueron ellos. Gente araboparlante está comentando con indignación que, en él… nadie tiene acento de Gaza, al parecer muy reconocible. La mentira es un atleta de patas cortas.

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Lavín: «Me hace gracia cómo el izquierdista europeo abotarga su conciencia rechazando a Hamás por haber sido “promovido y financiado por Israel”, ya sea para mantenerse en la cómoda equidistancia o para no confrontar con la contradicción de simpatizar con “terroristas”. Son dilemas morales con los que te permites juguetear cuando las bombas caen muy lejos. La blanquitud tiene mucho de eso: de sudarte la polla todo o de encontrar una escapatoria, una venda para los ojos; hasta el punto de montar una rave a pocos metros de un campo de exterminio. En el fondo de todo, lo que molesta es que el oprimido se alce violentamente. Lo que nos gusta un buen salvaje, un Gandhi en harapos poniendo la otra mejilla: límpido, recto, que encare la injusticia con un sentido de la justicia que el opresor nunca ha tenido».

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Leemos en El Diario que «Madonna vuelve a mojarse sobre el conflicto palestino-israelí: “Entre todos podemos traer la paz a Oriente Medio”». Mojaciones más secas que un camello con fiebre.


Jueves, 19/10/2023. Indigna comprensiblemente al personal la posición alemana con respecto al asunto gazatí: un alineamiento sin fisuras con Israel que, por lo que me cuentan, permea incluso a la izquierda y el movimiento antifa alemán, y provoca la discordancia de voces en la UE entre la posición de un Borrell y la de la alemana Von der Leyen. A mí también me indigna, pero, para ser justos, es comprensible. Hablamos de un país que quiso e intentó exterminar a todos los judíos de la Tierra hace un suspiro histórico, y casi lo consigue. El sentimiento de culpa o de vergüenza por semejante cosa no puede ser selecto. La Shoá es la peor cosa que se ha perpetrado en la historia de la humanidad. Se cometieron otros genocidios terribles, pero ninguno tuvo vocación de sistematicidad industrial absoluta. Y no es irrepetible: ocurrió, puede volver a ocurrir. Puede ocurrir con Gaza. Pero no perdamos una medida de comprensión hacia aquellos a quienes les mueva en cualquier dirección el horror motivado por ella.

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Miquel Ramos: «Decir “queremos paz” así a secas, y “en ambos lados hacen cosas malas”, es pura comodidad equidistante. Todo lo que no sea abordar las causas estructurales del conflicto, eso es, la ocupación, el destierro de la población nativa y el apartheid, es perpetuar el conflicto. Quienes suelen defender esta posición ni siquiera mencionan el cumplimiento de la legalidad internacional ni el procesamiento de los criminales de guerra. Es un grito vacío de ‘paz’ que les tranquiliza la conciencia, pero que no soluciona nada. Es parte del problema».

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En los hospitales públicos argentinos, leo, han aparecido carteles que comparan «la salud con Milei» y «la salud con Massa». ¿Una tomografía? 45.000 $ con Milei, gratis con Massa. ¿Un control ginecológico? 70.000 $ con Milei, gratis con Massa. ¿Un parto promedio? 400.000  $ con Milei, gratis con Massa. Etcétera. Maneras simples, y por ello eficaces, de concienciar a la gente y combatir el horror.

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Remi Kanazi: «Los palestinos no son víctimas necesitadas de ayuda: son un pueblo ocupado necesitado de libertad».

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En Gaza, informa Sky News, médicos como el cirujano Nick Maynard se niegan a abandonar los hospitales a pesar de decírseles que deben evacuarlos, y aun siendo plenamente conscientes de que muy posiblemente fallezcan en los bombardeos. He ahí el auténtico heroísmo: sacrificarse por los otros, que no sacrificar a otros. La ética humanista del doctor Rieux de La peste, de Camus. Estos sí que son hijos de la luz y no los matarifes de Netanyahu, que tal se proclaman.

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Hay una añagaza del racismo neofascista que consiste en no pregonar ya la superioridad de una raza sobre otras, sino afirmar que cada raza es igual de válida, pero todas deben estar «en su sitio». Eso facilita la admiración actual por Israel de los otrora antisemitas: los judíos, hoy, están «en su sitio». Ya no representan, como hace un siglo, el desafío, para las repugnantes mentes nacionalistas, de una minoría muy amplia viviendo entre nosotros, siendo nuestros vecinos, jugando con nuestros hijos, etcétera. Eso lo representan ahora, más que nada, los musulmanes, y es a ellos a quienes se quiere exterminar hoy. Hitler fue derrotado, pero doce años de nazismo dieron para muchas victorias irreversibles, y una de ellas fue vaciar virtualmente Europa de judíos, una presencia que había sido abrumadora, que se había contado por millones, y ahora se cuenta por miles. Para las ultraderechas actuales, defender a Israel no deja de ser una posición cómoda, derivada de aquella victoria. Se puede hacer incluso manteniendo el antisemitismo. La defensa de un distante Estado judío, resultante de aquel vaciado, es compatible con seguir sin defender el derecho de tu vecino judío a ser tan ciudadano de tu país como tú. El vecino distinto por excelencia,hoy, es musulmán. Y la posición civilizada en 2023 la marca cómo nos relacionamos con él, no con esos judíos que, desgraciadamente, ya apenas están, y ya no pueden ser la prueba del algodón del compromiso democrático del personal.

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Ilan Pappé, historiador israelí exiliado: «La mayoría de los sionistas no creen en Dios, pero creen que les prometió la Tierra».

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Kobi Shabtai, jefe de la policía israelí, dice que habrá «tolerancia cero» con las manifestaciones en favor de Palestina en aquel país, y dice que meterá a los manifestantes en autobuses y los enviará a Gaza. ¿Qué diferencia hay entre este proceder y el de Putin?


Viernes, 20/10/2023. El 28 de abril de 1933, leo en La casa eterna: una saga de la Revolución rusa, de Yuri Slezkine, Nikolái Podvoiski escribía esto a su mujer:

«¡Mi querida, queridísima Ninochka, orgullo de mi corazón y nuestra sólida fortaleza! Te mando un enorme abrazo desde casa (el mayor posible), besos, y, una vez más, felicidades el día de nuestro desfile militar […] Con gran orgullo estaré en la Plaza Roja el Primero de Mayo, sintiendo tu presencia, tu hombro al lado del mío, y nuestros dos corazones bolcheviques latiendo al unísono. Me alegrará celebrar que, desde el Primero de Mayo de 1905, tú y yo siempre hemos estado juntos, combatiendo los elementos y las olas alineadas contra el proletariado: por la fuerza de las armas, cuando ha sido necesario; y cuando no, con las palabras, por ejemplo, o mediante el estudio».

Qué guapo ye querese.

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Al enterarse de que Isaac Rabin estaba muerto, su asesino, Yigal Amir, dijo a la policía que estaba «satisfecho»: había cumplido «órdenes de Dios». Un año después (1996), Benjamin Netanyahu ganaba por primera vez las elecciones, y preguntaron a Amir qué le parecía. Nos cuenta El País de entonces que respondió «a través de su abogado que se siente feliz por el triunfo de Benjamin Netanyahu, “con cuyas ideas políticas coincide”». Los polvos aquellos, los lodos estos. De pocos lugares se puede fechar con tanta precisión en qué momento se jodió el Perú.

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Leo que al menos 100 israelíes han sido arrestados por publicaciones en redes sociales que apoyan a los palestinos en Gaza, y 70 permanecen detenidos. Putinismo a la israelí.

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Pasolini: «De muchacho, [… creía] en la revolución, como creen los chicos de hoy. Pero ahora empiezo a creer un poco menos en esta palingenesia. En este momento soy apocalíptico. En este momento veo frente a mí un mundo doloroso y cada vez más feo y hostil».

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Leo por ahí a Pablo Iglesias decir algo sobre el «lobby sionista». Es una expresión que, aunque haga referencia a algo cierto (hay lobbies sionistas), jamás usaría. Me pasa con más cosas y es por la misma razón que nunca me comería una patata cultivada en las cercanías de Chernóbil, aunque me certificaran fehacientemente que no está contaminada. Tampoco es que me parezca mal que alguien lo haga. No digo que sea nazi decir «lobby sionista». Es más sutil lo que hace que yo nunca la utilice: algo así como un dogwhistle inocente, involuntario. Puede uno decir lobby proisraelí y puede uno decir organización sionista, y ningún problema. Pero en lobby sionista hay algo que chirría con un chirrido demasiado perturbador.

Digo más: me pasa un poco con sionismo. Es una palabra impecable; es la que ellos mismos utilizan. Pero yo, que a veces la uso, procuro evitarla. Hay algo en ella, una evocación, una resonancia (los Sabios de Sion, etcétera), que me inquieta, y prefiero decir proisraelí. Manías, yo que sé. Pero el mayor horror de la historia de la humanidad bien merece ser enfermizamente cauteloso.


Sábado, 21/10/2023. Moriche: «Uno de los dramas de toda política de salvamento en tiempos de catástrofe es el inevitable triaje de causas: cada vez menos capacidad de intervención a repartir entre cada vez más motivos de indignación. Pero urge mentalizarse: habrá que perderlo casi todo para poder salvar algo».

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Bono: «No te conviertes en una estrella de rock a menos que te falte algo en alguna parte, eso para mí es obvio. Si estuvieras en tu sano juicio o fueras una persona más completa, podrías sentirte normal sin que setenta mil personas por noche te gritaran su amor».


Domingo, 22/10/2023. Ludwig von Mises, 1927: «Si uno tuviera que resumir el programa del liberalismo en una sola fórmula, diría: propiedad privada de los medios de producción [… T]odas las demás exigencias del liberalismo derivan de ese principio fundamental. […] El fascismo y todos los movimientos similares en dirección de una dictadura, por el momento, han salvado la civilización europea. El mérito que ha obtenido el fascismo por ello permanecerá grabado en la historia».

Lo leo en La sociedad ingobernable: una genealogía del liberalismo autoritario, de Grégoire Chamayou. También esto sobre Hayek:

«Hayek siempre precisó que, aunque alabara los análisis clarividentes del Schmitt prenazi referentes a «la democracia ilimitada», desaprobaba sus decisiones políticas ulteriores. [… E]stima que Schmitt ha tenido una clara visión en su examen de la democracia parlamentaria, pero «se ha colocado regularmente […] del lado malo, tanto en el plano moral como en el intelectual». […] Pero Hayek, quien […] también tiene una visión clara, puesto que se ha calzado, para examinar la cuestión del gobierno democrático, las gafas de Schmitt, ¿de qué lado cae? Salazar toma el poder en Portugal. Hayek le envía con palabras halagadoras su proyecto de constitución. Los generales toman el control en la Argentina y él viaja para mantener conversaciones. Pinochet ensangrienta Chile y allí se presenta Hayek. Se lanza un boicot contra Sudáfrica y Hayek toma la pluma para defender el régimen, y así sucesivamente».

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Ayer vi Argentina 1985, la emocionante película sobre los juicios de aquel año a los criminales de la dictadura. Me recordó a Mientras dure la guerra: el antifascismo de los no antifascistas, la valentía de los cobardes. Unamuno había apoyado el golpe, Strassera no hizo nada contra la dictadura, pero toman una posición valientemente ética en un momento dado.

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Leo sobre Madsen Pirie, un intelectual neoliberal británico, y la autopercepción del grupo de Saint Andrews del que formaba parte como revolucionarios:

«Sabíamos que estábamos iniciando una revolución. A finales de los sesenta, era algo que estaba en el aire. Había enormes manifestaciones en Londres y los estudiantes ocupaban las universidades británicas. En Francia el Gobierno de Charles de Gaulle se resquebrajaba bajo una ola de huelgas y protestas. Pero la revolución que hacíamos nosotros en Saint Andrews era diferente. Los dioses de ellos eran Karl Marx, el Che Guevara y Herbert Marcuse; los nuestros eran Friedrich Hayek, Karl Popper y Milton Friedman. […] Eso era todo, en realidad, salvo que nosotros ganamos».

Este revolucionario llamaba en 1988 a leer a los revolucionarios enemigos para aprender de ellos, cuenta Grégoire Chamayou al final de La sociedad ingobernable. Al Che Guevara: un «héroe». Y sobre todo a Lenin: un auténtico «hombre de acción» que «más que tratar de aplicar la teoría marxista, […] descubrió en la experiencia práctica cómo un grupo de hombres poco numerosos pero determinados, implacables, podía tomar el control de una gran nación y conservarlo». Podía Uliánov enseñar a los neoliberales que «la acción precede a la teoría» y hacerles recuperar, no tal o cual motivo de la crítica del capitalismo, sino una actitud revolucionaria.


Lunes, 23/10/2023. En Vilna, la capital de Lituania, iluminan el Ayuntamiento con la bandera de Israel y llenan la Plaza Mayor de 1400 velas en memoria a las víctimas de los ataques de Hamás. Recuerda Antonio Maestre que hablamos de la misma ciudad que mantiene un memorial a Jonas Noreika en su Biblioteca de la Academia de las Ciencias. Y que Noreika fue el líder que comandó el asesinato de 1800 judíos en la masacre de Plungė, en 1941.

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Leo una anécdota hermosa de nuestra guerra. Hilito va. En un momento dado, Mijaíl Koltsov critica al gobernador de Toledo por no ser suficientemente expeditivo con los atrincherados en el Alcázar. El gobernador reclama magnanimidad: «Esta usted en España: el país de don Quijote». Unos periodistas franceses presentes defienden al gobernador y despotrican de Koltsov y de los bolcheviques: gente inhumana, brutal, para la que don Quijote, malician, debía de ser algo así como un nefasto liberal. Koltsov se enfurece y da una réplica de antología. «¡No hablen de don Quijote!», les dice. «Nosotros estamos con él en mucha mejor armonía que ustedes. Desde que se ha establecido el poder soviético, el Quijote se ha editado en nuestro país once veces. ¿Y en el suyo, en Francia?», pregunta. Y remata: «Ustedes se enternecen con don Quijote y le dejan sin ayuda a la hora de la lucha mortal. Nosotros le criticamos, pero le ayudamos».

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En Argentina gana Massa, y dice Gonzalo Fiore: «La habilidad política de Sergio Massa es sólo comparable a la de Pedro Sanchez. Dos lideres políticos descomunales, que cuando todos decían que estaban acabados, dieron el batacazo». Sánchez como Figura jüngeriana; un arquetipo epocal y transnacional: el precario katejón que contiene a la bestia sin necesidad de enamorarnos.

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En TVE encuentran las primeras imágenes en movimiento de Miguel Hernández, gracias a un espectador que les invitó a prestar atención al Congreso de Escritores Antifascistas, en el que Hernández estuvo, y del que se conservan imágenes. Escrutando los fotogramas, encontraron efectivamente al poeta entre el público. Cuando digitalizaron la hemeroteca de El Comercio, el vetusto periódico de Gijón, busqué los nombres de mis abuelos, y aparecieron en un par de noticias breves. Me emocioné mucho, porque fue sentirlos vivos por una décima de segundo; la que tarda el cerebro en darse cuenta de que lo que está leyendo es viejo y no actual. Con esto me he emocionado exactamente igual.


Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia por la Universidad de Salamanca, periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, NevilleCrítica.cl, Jot Down, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; ha dirigido A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).

8 comments on “El runrún interior (117)

  1. José Manuel Ferrández Verdú

    El país que más ediciones ha hecho del Quijote es Inglaterra
    Más de 300

    • Agustín Villalba

      El país que más ediciones ha hecho del Quijote es España (sólo en el siglo XX más de 300).

      En cuanto a las inglesas, ¿son ediciones o reediciones? ¿Ediciones con traducciones nuevas?

  2. Agustín Villalba

    “Al menos quinientos muertos en el bombardeo israelí de un hospital de Gaza. No hay palabras para tamaña vesania.[…] Israel se excusa; dice que mandó una advertencia para que evacuaran el hospital.”

    Dos fake news que me extraña mucho leer en este blog, habitualemente mejor informado. Aquí en Francia he visto en diferentes televisiones varios debates sobre el hecho y todo el mundo estaba de acuerdo con las explicaciones, probadas con imágenes muy claras, de un portavoz del ejército israelí, un coronel de origen francés, quien explicaba que “une roquette” (no sé cómo se traduce en español la palabra roquette), procedente del cementerio que está detrás del hospital y tirada por gente del Hamas inexperta y probablemente con un “lance-roquettes” casero, cayó y explotó en el parking de dicho hospital, matando a menos de 50 personas, y luego produjo un incendio que se propagó a partes del edificio, en el que no había en absoluto 500 personas. La cifra de 500 (u 800 muertos, como yo también he leído) procede del Hamás y basta saberlo para estar seguro de que es falsa y que la verdadera es 10 o 20 veces menor.

    Todos los militares franceses (generales jubilados, un coronel autor de varios libros sobre la guerra) presentes en los debates, explicaron además que “une seule roquette” (cuyo pequeño trazo puede verse en el cielo antes de explotar), no puede destruir un gran edificio entero y matar a 500 personas (en la guerra de Ukrania se puede ver la prueba de ello todos los días: los misiles rusos, mucho más potentes que une roquette, destruyen partes de un gran edificio y raramente matan a más de una decena de personas).

    Creer que los israelíes son suficientemente imbéciles para destruir un hospital con 500 personas dentro para excitar la opinión pública mundial contra ellos cuando están buscando el apoyo de Occidente para su invasión de Gaza, es ser muy ingenuo y tener ideas muy simplistas sobre lo que está pasando en Israel. Más aún que “comprar” las versiones de los hechos que cuenta el Hamás.

  3. Agustín Villalba

    “Koltsov se enfurece y da una réplica de antología. «¡No hablen de don Quijote!», les dice. «Nosotros estamos con él en mucha mejor armonía que ustedes. Desde que se ha establecido el poder soviético, el Quijote se ha editado en nuestro país once veces. ¿Y en el suyo, en Francia?», pregunta.”

    Sobre las ediciones del Quijote en Rusia y en Francia, habría que verificar la veracidad de la réplica de Koltsov. ¿Habla de 11 ediciones distintas o de 11 reediciones? ¿Y de cuántos ejemplares cada reedición? Si se trata de reediciones en Francia, en el mismo periodo, ha habido tantas o más que en Rusia. Y teniendo en cuenta el número de habitantes de cada país, es muy posible que el número de “Quijotes per capita” haya sido mayor en Francia. Y no hablemos ya de las ediciones del Quijote desde el siglo XVII hasta 1940: en ese periodo la superioridad francesa es incontestable.

  4. j m ferrandez

    Estimado señor Villalba

    La verdad es que me da pena lo que dice ya que me hacía mucha ilusión que los ingleses superasen incluso a los españoles en su valoración de nuestra principal obra literaria de la historia

    Y no me pregunte por qué me hacía ilusión eso, porque no lo sé

    Pero lo que no me podrá negar es que la pérfida Albión ha sido seguramente donde más influencia literaria ha ejercido la novela de Cervantes ya que en autores como Fielding y Sterne ya se nota la huella y el intento por seguir el estilo irónico que el escritor español pone en boca del narrador de la novela.

    Incluso Dickens en Los papeles póstumos del Club Pickwik hace un intento desesperado por parecerse a Cervantes y que yo recuerde no lo consigue. Comencé a leerla hace mucho pero no me pareció excesivamente graciosa y acabé por vender el libro. Cosa de la que me arrepiento porque a veces con el tiempo uno acaba por ver las cosas de otra manera. Dickens tiene otros talentos también muy generosos escribiendo y no es cuestión de cuestionarlo.

    Por supuesto no voy a olvidar mencionar la otra gran obra literaria capaz de partir de risa en varios trozos al más serio y hundido de los mortales

    Me refiero, como seguramente habrá adivinado, a la celebérrima novela Las aventuras del buen soldado Svejk del genial Jaroslav Hasek, que para mí supera incluso a Don Quijote en su intensidad humorística a propósito de la guerra de 1914-18, aunque no en profundidad humana

    Hasek nació en Praga en el mismo año que lo hizo Kafka, 1883, y murió un año antes que el autor del Proceso, es decir en 1923

    Pero a diferencia del autor judío, escribió en checo, pues no era de clase acomodada como Kafka, el cual pertenecía a la minoría rica y escribió su obra en alemán

    Si no la ha leído y desea reírse a gusto no deje de leerla, porque en mi opinión es la novela más divertida de todos los tiempos

    Aunque reconozco que existen seres humanos que no piensan como yo respecto a ese libro.

    • Agustín Villalba

      De acuerdo con usted sobre la influencia del Quijote en Inglaterra. El inglés fue la primera lengua a la que se tradujo.

      “Toda Europa leyó Don Quijote como una sátira. Los ingleses, desde 1612 en la traducción de Thomas Shelton. Los franceses, desde 1614 gracias a la versión de César Oudin, aunque en 1608 ya se había traducido el relato El curioso impertinente. Los italianos desde 1622, los alemanes desde 1648 y los holandeses desde 1657, en la primera edición ilustrada.” (Wikipedia)

      En cuanto a Hasek, hace muchos años que compré y leí su muy divertido libro. Aquí en Francia se reedita en ediciones de bolsillo desde hace muchos años con el título de “Les Aventures du brave soldat Švejk pendant la Grande Guerre” y existen varias traducciones. Creo recordar que Kundera ha escrito sobre él en alguno de sus libros teóricos sobre la novela.

  5. Agustín Villalba

    A propósito de desinformación, el excelente y muy veterano periodista y escritor Juan Pedro Quiñonero, corresponsal de ABC en París desde hace muchos años y siempre lúcido y equilibrado, escribe hoy en su blog:

    Israel / Hamás … y el Mal absoluto de la desinformación
    El mal absoluto del Terror y la Guerra se propagan a través de la sangre humana derramada por las calles de los pueblos. El mal absoluto de la Desinformación se propaga a través de la difusión de mentiras y palabras envenenadas, pudriendo la vida cívica.
    [ .. ]
    The Economist, 25 octubre. Israel’s prime minister and its army are damagingly divided.
    El Economist afirma que Benjamín Netanyahu y el ejército de Israel están lamentablemente divididos. División que agrava los riesgos de una guerra más dura y confusa.
    Henry Laurens, especialista emérito, teme que no haya la perspectiva de una hipotética “solución política”, víctima de un rosario de tragedias, multiplicándose. “Le problème était encore soluble quand il y avait une solution politique envisageable dans les années 1990. Il ne l’est plus”. Le Figaro, 24 octubre. Henry Laurens: “Le problème israélo-palestinien était encore soluble dans les années 1990, il ne l’est plus”.
    El New York Times ha publicado un mea culpa ejemplar, pidiendo disculpas por publicar informaciones sin confirmar, contribuyendo a propagar mentiras:
    The New York Times, 24 octubre. The Palestinian Republic of Fear and Misinformation.
    La confesión del NYT ilumina otra dimensión de la tragedia en curso.
    Todos los Estados mienten.
    En el caso de Israel, sus informaciones y mentiras pueden ser cotejadas, analizadas y denunciadas por la oposición política, la prensa (nacional e internacional), las instituciones internacionales.
    En el caso de Hamás, no es fácil distinguir entre información y mentira, propaganda odiosa. No es posible comprobar sus afirmaciones y comunicados. Los periodistas palestinos corren peligro de muerte si se atreven a dudar, denunciar o pedir explicaciones. Las instituciones internacionales no pueden aceptar afirmaciones de una organización cuya carta fundacional confiesa su proyecto de destruir un Estado para construir otro, de confesión islámica.
    En el caso español, esa Torre de Babel trágica cobra proporciones inquietantes. Son incontables las afirmaciones y presuntas “informaciones” difundidas con irresponsabilidad, ignorancia o ánimo venenoso.

    https://unatemporadaenelinfierno.net/2023/10/26/israel-hamas-y-el-mal-absoluto-de-la-desinformacion/#more-40255

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