El runrún interior

El runrún interior (67)

Pablo Batalla Cueto registra en su dietario pensamientos propios y notas de libros leídos y cosas vistas en Internet, escribiendo sobre el fallecimiento de Isabel II o el de Javier Marías.

/ por Pablo Batalla Cueto /

El runrún interior (66)

Martes, 6/9/2022. Preguntan en una rueda de prensa al futbolista Kylian Mbappé, del Paris-Saint-Germain, y a su entrenador, Christophe Galtier, si estarían dispuestos a abandonar el jet privado a fin de contribuir al combate contra la crisis climática. Perplejos primero, se parten después, literalmente, de risa, y Galtier bromea que sí, que van a empezar a desplazarse en char à voile, esto es, vehículo a vela. Como apunta Íñigo Errejón, la transición ecológica también es una cuestión de clase. Yo pienso que esto de los jets privados, los vuelos de diez minutos de Elon Musk y compañía—no digamos ya las carcajadas de estos mierdas—, son una cosa tan incuestionable, tan transversalmente perceptible como infame y obscena, que abogar por su prohibición podría ser esa causa emblemática que le hace falta a un movimiento para empezar a construir una nueva hegemonía.

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En Brasil, arde pavorosa, apocalípticamente, la selva amazónica, a niveles inéditos. El humo llega hasta São Paulo. La causa: los empresarios agroganaderos de allá, temerosos de una derrota de Bolsonaro el mes que viene, le están prendiendo fuego a toda velocidad, suponiendo que un Lula victorioso no les permitirá hacerlo. En los Juicios de Núremberg climáticos que algún día habrá que hacer, habrá que pensar una tortura especialmente refinada para esta gente (me vale con una sesión intensiva, naranjamecaniquesca, de bossanova, un estilo musical insufrible, capaz de volver chaveta al más pintado).

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Alfred Döblin: «Una época es siempre un fárrago de diferentes épocas. Partes enteras de ella están sin levadura y poco cocidas. Contiene las cáscaras de viejas fuerzas y las semillas de otras nuevas».

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Nathan Goldwag: «Lo más divertido de la era Trump es que cualquier invocación explícita de virtud pública, por anodina que fuese, era entendida como un ataque implícito».

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Leo una cita preciosa de Pier Paolo Pasolini que pone palabras certeras a una vieja intuición mía, aunque en torno, no a la palabra caridad, sino a compasión: «Muchos católicos, al hacerse comunistas, llevan consigo la Fe y la Esperanza, pero olvidan sin darse cuenta llevarse la Caridad. Por eso nace el fascismo de izquierdas».

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En 1934, leo, doscientos revolucionarios tomaron Bembibre e incendiaron la iglesia, pero salvaron una imagen del Sagrado Corazón, de túnica roja, que llevaron a la plaza del pueblo con un letrero que decía: «Cristo Rojo, a ti respetamos por ser de los nuestros».

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Tabarnia: una broma demasiado larga. Díaz Ayuso participa hoy en un acto estrambótico de sus impulsores, con premios a Ortega Cano, Javier Cárdenas y Ramón Arcusa, del Dúo Dinámico. Me acuerdo de lo que decía esta mañana Juan Álvarez del humor reaccionario, a cuenta de otros graciosetes: «A mí lo que me asombra es que nunca son graciosos, nunca. Al ser reaccionarios, quedaron en un tipo de humor que no evoluciona desde los ochenta. No encuentro ningún ejemplo de alguien que haga humor de derechas con códigos medianemte modernos». Los de Tabarnia creen estar haciendo algo mordaz, desternillante y ofensivo, cuando la sensación que producen en realidad en nosotros los progres es el grima monumental que te daría ver a tu viejo rapeando. Grima que, si fuera una sola persona, si un solo individuo lo quintaesenciase, sería Tomás Guasch.

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X. López: «De la lógica del espectáculo es muy difícil escapar y una prueba es que hay gente con un discurso machacón y un poco victimista contra los medios de comunicación que tiene secciones fijas en esos mismos medios de comunicación. Y ni hipocresía ni nada, el asunto funciona así».


Miércoles, 7/9/2022. Qué bueno e inteligente esto de Pablo Simón: «Mirar hacia atrás es como ir cuesta abajo; el cuerpo descansa. Este síndrome, común en política, se vuelve mucho más tentador cuanto más complejos parecen los dilemas».

Qué bueno e inteligente esto de Enrique del Teso sobre la cosa esta de «dar la razón en parte» a partidos ultraderechistas: «No puede uno interiorizar que le encanta King Kong menos la parte esa del mono gigante».

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En Pień, al sureste de Polonia, han encontrado los restos de una vampira: un esqueleto femenino enterrado en el siglo XVII con una hoz por encima del cuello y un candado en un pie, para evitar que se levantara de la tumba. Fascinante. Pero, de pronto, vivo con miedo de que no se acordaran de ponerle hoz y candado al pescuezo y los talones de la Thatcher, y cualquier día pueda alzarse desde la suya.

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Todos tenemos miserias, servidumbres, cobardías. Cuánto hay que desconfiar de aquel que proclama que él no las tiene: probablemente las tenga en grado superlativo. Repleto está el mundo de autoproclamados Maximiliano Kolbe que en realidad son o serían delatores de la Gestapo.

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«Nuestro rechazo a la cooficialidad nunca ha estado reñido con divulgar y respetar nuestra cultura, saber popular y tradiciones», comenta hoy la portavoz de Ciudadanos en la Junta General del Principado, Susana Fernández. Comenta Damián Barreiro que Ciudadanos «ye col asturianu igual qu’esa persona que diz que nun ye homófoba porque “yo tengo un amigo gay” y que ta bien que caún tenga la so orientación, “pero que lo hagan en su casa”». Bien visto. Este «sí, pero en su casa» es muy característico del pensamiento conservador. Los negros, en Nigeria, los gais, en descampados del extrarradio o discretos antros nocturnos; las lenguas minorizadas, en la aldea, en el monólogu o la obra de teatro costumbrista. La cosa no va de abolir, sino de ordenar y jerarquizar.

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Encuestas terroríficas para las elecciones italianas. Parece que se prevé un casi empate, en cabeza, entre los Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni —fascistas puros y duros, herederos del MSI de Almirante— y el Partido Democrático: un PSOE en el que solo hubiera pages, lambanes y varas, como genialmente definiera Jónatham Moriche. Muy por detrás, Salvini y Cinque Stelle; y ya después, una irrelevante calderilla de otros partidos. El rostro de Italia así retratado es, mucho me temo, el rostro del futuro. Un bipartidismo imperfecto en el que los dos grandes son un fascismo desorejado y un templadísimo socioliberalismo; y lo demás, ultraderechas alternativas y estrambotes varios, con la izquierda desaparecida, retirada a sus monasterios. Podemos evitarlo; siempre podemos evitarlo. Pero ¿lo haremos?

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X. López: «Lo que haría Marx hoy en día, por extrapolación: pedir dinero a un amigo para estar enchufado 24/7 a un terminal Bloomberg; tirarse meses estudiando la fertilidad del suelo en el subcontinente indio. Lo que hacen algunos marxistas: “Ay, es que los gais dividen a la clase obrera”».

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Vox, leemos hoy, propone acabar con los objetivos climáticos y permitir la explotación de hidrocarburos y minas de uranio. Como dice Pablo Díaz-Torres, «son tan villanos de peli infantil que empiezo a creer que la única forma de derrotarles es con un perro parlante que crea en el poder de la amistad».

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La esperanza de vida china acaba de sobrepasar la estadounidense: 76,1 la estadounidense, que decrece desde hace algunos años; 77,1 la china, que no deja de crecer. Los fines de era y sus guarismos.

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Leo que, cuando criticaban a Max Weber por escribir sobre asuntos ajenos a su disciplina, de su campo, respondía: «No soy un burro, no tengo campo».


Jueves, 8/9/2022. Día de Asturias; día, me temo, de que, un año más, nuestro presidente no deje de ir a Covadonga a oír misa y a que le eche la bronca el arzobispo más infame de la cristiandad toda. Parece ser que el PSOE encargó encuestas sobre tal particular y salía que la ciudadanía prefería que Barbón fuese a la basílica a que no lo hiciese, pero esa explicación agrava el asunto en lugar de disculparlo: nos habla de la eclosión final de los partidos-empresa que tuvieron su pionero en Silvio Berlusconi; emprendedores de la política sin más ideología que buscar nichos de mercado a través de la demoscopia, y llenarlos. Marxismo del de Groucho: tengo estos principios, pero, si usted quiere, puedo tener otros.

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Veo en Internet una fotografía de una estatua china que representa a dos niños, un niño gordo y una niña delgada, en un balancín. En contra de las leyes de la física, la niña delgada inclina el balancín a su favor, mientras que el niño orondo levita. La razón: la niña lleva consigo tres libros, mientras que el niño está mirando un teléfono móvil. El peso de la cultura, y tal. Pero ¿y si el gordo está leyendo a Lautréamont en el móvil, y la lectura de los Cantos de Maldoror aligera su espíritu y la eleva hacia los cielos, y los libros de la niña son los tres tomos de memorias de Alfonso Guerra y lo último de Girauta, y su pesadez insondable la ancla al suelo?

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Leo que, en septiembre de 1962, poco después de las huelgas mineras, Miguel Torga visitó Covadonga, y escribió esto, verdaderamente curioso, y que nos habla de la pluralidad de significados que históricamente se han dado a la gesta legendaria de Pelayo:

«Covadonga, 3 de septiembre de 1962. Vuelvo a pisar, con la emoción de la primera vez, este reducto ibérico de insumisión y esperanza, y uno honradamente a lo que sentí entonces y siento ahora, en un homenaje que tal vez sea el símbolo de otros homenajes, la gratitud permanente de alguien que, desde que dura el fascismo peninsular, envió aquí diariamente a su espíritu en peregrinación para fortalecer las energías de su resistencia

Sí, también hay santuarios milagrosos de rebeldía. Sitios sagrados, en que la máscara rugosa de la naturaleza es el rostro severo de la propia libertad. Los Pelayos invencibles de la realidad son los Anteos concretos del mito. Hombres de carne y hueso, combatidos y heridos, que al tocar la tierra recuperan el aliento —sobre todo cuando tocan este u otros puntos invulnerables de su cuerpo—, providencialmente transfigurados, por misterio orográfico, de materno regazo en mítica fortaleza. Los peñascos han dejado de parecer peñascos, y son ahora almenas inexpugnables; y los despeñaderos han dejado de serlo para convertirse en fosos infranqueables. Baluarte y sugestión, es fuerza pura lo que este seno procreador irradia. Fuerza que se niega a temer a la fuerza, y que anima con pertinaz y serena confianza a las almas perseguidas y desesperadas».

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Leo, compartida por Eduardo Saldaña, esta cita de George Orwell sobre el pacifismo y la guerra escrita en 1942, que vale, mutatis mutandis, para hoy: «El pacifismo es objetivamente profascista […] Un alemán o un japonés pacifista serían probritánicos, por eso las actividades pacifistas están prohibidas en esos países».

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Escribe hoy Santiago Alba Rico en Público un artículo estupendo, como todos los suyos: «Una defensa del reformismo». Nos advierte allá contra «un cardumen promiscuo de izquierdistas “revolucionarios”, derechistas reaccionarios y “antisistemas” paranoicos, mezclados en la penumbra con antivacunas, terraplanistas y tránsfobos». Escribe:

«No renuncio a discutir con los reaccionarios, porque comparten la incertidumbre general, pero me preocupan más los izquierdistas que, en medio de la oscuridad, consideran que Europa es el peligro y apuestan por entregársela a los que, desde dentro y desde fuera, la amenazan. Putin no consiguió su objetivo de tomar Kiev y derrocar el gobierno de Zelenski y a duras penas avanza en el frente del Donbass. Rusia no está ganando en Ucrania, pero sí en el resto de Europa. Va ganando en Hungría, en Italia, en su enemiga Polonia y va ganando en ese creciente y aceitoso marasmo en el que de pronto cierta izquierda y cierta derecha juegan juntos al fútbol sin árbitro y en un campo de minas. Y aplauden cada vez que oyen una explosión».

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La reina Isabel II del Reino Unido entrega la cuchara. Calculo que en la redacción de La Nueva España ya tengan a todo el equipo encerrado con botellas de Coca-Cola y bolsas de papadeltas en busca de la conexión asturiana de Su Majestad. Algún concuñao de algún chambelán de Buckingham tiene que haber por ahí que pasara un verano en Cudillero.

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Un dato mareante: Churchill nació en 1874. Liz Truss, más de un siglo después, en 1975. Los dos han sido primeros ministros de Isabel II.

Otro dato mareante: Isabel II ha sido reina durante el treinta por ciento de la historia independiente de Estados Unidos.

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De vez en cuando hay un tipo concreto de experto que encuentra sus quince minutos de gloria a cuenta de algún acontecimiento mediático: vaticanistas cuando muere el Papa, virólogos con el covid, vulcanólogos cuando lo de La Palma, economistas cuando la prima de riesgo… Por lo que veo en la tele, ahora les toca a los expertos en pompa [sic]. El retrato robot: señor canoso y amanerado, impecablemente trajeado.

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Hay un «yes, but» del nacionalismo español en que le pusieran una estatua a Blas de Lezo a unos metros de la plaza que bautizaron Margaret Thatcher y ahora declaren tres días de luto por Isabel II. Tenemos unos fachas de pésima calidad. Como dice Juan Álvarez, «el nacionalismo español de esta gente ante cualquier acontecimiento se hace la siguiente pregunta: ¿qué es lo que, según mi mente podrida, tendría que hacer para joder a un rojo? Y actúa en consecuencia. La coherencia interna de los actos importa nada frente a ese inmenso placer».

Tengo una colección de unas mil monedas de todo el mundo. Los tres días de luto debería declararlos yo: Isabel II sale como en la mitad.


Viernes, 9/9/2022. La Nueva España, la prensa provinciana en general,es imparodiable. Encontraron, de hecho, la conexión asturiana de Isabel II, pero una tan desopilante como esta: «La estrecha relación entre el Oviedo y la Familia Real Británica». Consistente en lo siguiente: el Oviedo ha ascendido a Primera cada vez que un rey británico ha fallecido. En 1952 dejó de fumar Jorge VI y ascendió el Oviedo. En 1972 visitó la Parca a Eduardo VIII y el Oviedo ascendió de nuevo.

El caso es que se arrepintieron: publicaron la noticia y luego la borraron. Pero el periódico de hoy no deja de incluir su cuota de asturianización de los grandes acontecimientos mundiales. ¿Camilla Parker-Bowles una vez comió casadielles? ¿El príncipe Andrés tiene una navaja de Taramundi? ¿Meghan Markle vino a Piragües cuando no era conocida? No: «El día que recibió la medalla de los 1300 años de la batalla de Covadonga y se interesó por Pelayo». ¡Una vez se interesó por Pelayo! ¡Detengan las rotativas!

Parece que en toles cases cuecen fabes. El titular de hoy de Lancelot Digital, un periódico canario, es el siguiente: «Muere la Reina del principal turismo de Lanzarote».

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Una cosa que me gusta de Isabel II (igual que de Juan Pablo II) es que fuera reina hasta el mismo lecho de muerte. Abdicar es de flojos y de cutres y una especie de sutil principio de republicanismo: el de admitir que la jefatura de Estado requiera algo más que la mera biología. El rey verdadero lo es hasta la extremaunción, hasta que se lo lleven en una caja de pino. Y si no se tiene en pie, y hasta si está vegetal, delega las cuestiones protocolarias en el príncipe u otros familiares o nombra un regente, pero no abdica. Creo que era Luis Ordóñez el que decía que con la monarquía van a acabar los nuevos royals: frívolos pijos sin sentido alguno del deber dinástico, que prefieren vivir en la fiesta permanente de un aristócrata corriente antes que asumir la menor responsabilidad.

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Visto por ahí: «Los hombres hetero entienden muy bien el consentimiento cuando les acercas un dedo al culo».

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Un titular real del Daily Mail, acompañado de un par de fotos de una nube con la vaga forma de una cabeza con sombrero: «Asombroso momento en que una nube parecida a la reina Isabel flota sobre una ciudad inglesa pocas horas después de su muerte».

Otra noticia del día: «LOS SINDICATOS: COMBATIVOS PERO RESPETUOSOS. El sindicato británico de transporte RMT ha decidido, por “respeto” a la monarca, cancelar los paros de empleados ferroviarios que tenía convocados para los próximos días. “Se suspende la huelga ferroviaria planeada para los días 15 y 17 de septiembre”, ha comunicado el secretario general de RMT, Mick Lynch. “RMT se une a toda la nación para mostrar sus respetos a la reina Isabel. Expresamos nuestras condolencias más profundas para su familia, amigos y para el país”, ha señalado Lynch».

Otra: «El apicultor real ha informado a las abejas de la reina de que la reina ha muerto y el rey Carlos es su nuevo jefe, en una extraña tradición que se remonta a varios siglos».

Un comentario de Patricio Valderrama: «Las casas de amigos que visité en Londres y Gales usualmente tenían “un rinconcito” dedicado a la Reina y la Familia Real con fotos, recortes y cosas así. No un altar, más bien un lugar de cariño y recuerdo. Todos recuerdan cuando la Reina fue a su ciudad o pueblo. Fue impactante el cariño que le tienen a la Reina, como si fuera “la abuela” de todos. Esperan su mensaje de fin de año y de aniversarios. Las bodas de Carlos, William y otros fueron eventos que hasta ahora se comentan en la mesa».

Luego decimos de Corea del Norte…

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E. O. Wilson: «El verdadero problema de la humanidad es el siguiente: tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología divina. Y es tremendamente peligroso, y ahora se acerca a un punto de crisis general».

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Es curioso cómo, en los obituarios elogiosos que voy leyendo sobre Isabel II, todo lo que se alaba a la monarca fallecida son cosas que presenció o cosas que pudiendo hacer, no hizo. El rey constitucional y su heroísmo de pera conferencia.


Sábado, 10/9/2022. Se lee por doquier, a cuenta de la muerte de Isabel II, que con ella muere el siglo XX; algo que, por otra parte, ya se dijo de Gorbachov, y hasta de Carrillo aquí en España. Llámeseme excéntrico, pero yo sostengo la idea iconoclasta de que el siglo XX empezó el 1 de enero de 1901 y acabó el 31 de diciembre de 2000. Este partirse los cuernos buscando siglos cortos y largos (aunque la practicara alguien tan admirable por lo demás como Eric Hobsbawm) me parece, en el fondo, un afán religioso; propósito de conferir sentido y coherencia a la historia convertida en sucesión de epopeyas, de grandes relatos con introducción, nudo y desenlace. La historia es caos, magma, un éter informe en el que nada se crea ni se destruye, sino que todo se transforma; sin orígenes, ni clausuras. El tiempo, como nos enseñó Benjamin, no pasa: se acumula. En cada era están presentes todas las eras anteriores. Y necesitamos partir ese magma en trozos para poder estudiarlo con comodidad, pero los siglos, en su arbitrariedad, me parecen más honestos que ese descentramiento o retroquelado en busca de una congruencia narrativa, de una armonía cósmica, que no existe.

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Todo lo que rodea a la monarquía es grotesco, pero es precisamente ese carácter grotesco el que la hace sólida, y la británica es la más sólida porque es la más grotesca de todas. La monarquía, como Alonso Quijano, empieza a morir, no cuando pierde la razón, sino cuando la recupera. El sentido muta con facilidad. Lo que cada época ha considerado que tenía sentido ha solido ser una locura para la siguiente. Pero lo grotesco es grotesco siempre. Y la monarquía es fuerte cuando encarna estabilidad, predictibilidad. En ser una institución predeciblemente grotesca está su fuerza. En el momento en el que se esfuerza por adaptarse al siglo, se condena a morir con él. A la Iglesia le está pasando lo mismo. Por mí, bien: soy ateo y republicano. Pero también capaz de entender cuál es la magia, el aura, tanto de la monarquía como de una Iglesia ridículamente antimoderna. Con respecto a todo esto, siempre me acuerdo de algo que me contó el etnógrafo Alberto Álvarez Peña. Entrevistó en cierta aldea asturiana a una señora mayor que le explicó por qué ya no iba a misa, o iba a desgana: «Los curas d’agora [esto es, los posteriores al Concilio Vaticano II] nun valen pa ná, porque lo que faen, fáigolo yo tamién».

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Lleva diez minutos reinando y Carlos III del Reino Unido ya ha protagonizado su primera polémica: un gesto feo a un sirviente, exigiéndole que le retirara, en la mesa, un tintero que le molestaba, y que perfectamente podía mover él mismo. A Carlos llevan setenta y tres años educándolo para ser rey, y sabe como el padrenuestro que serlo es esencialmente trabajar menos que el sastre de Tarzán. Se empieza moviendo un tintero y se acaba con la cabeza debajo de la hoja de una guillotina.


Domingo, 11/9/2022. Leo, compartida por Edgar Straehle, una interesante cita de Richard Evans sobre la apropiación de Nietzsche por la extrema derecha alemana, que nos habla del papel crucial que a veces juegan los albaceas en la simplificación y expansión de la obra de un pensador (pienso también, por ejemplo, en Engels con respecto a Marx):

«Nietzsche fue un vigoroso adversario del antisemitismo, fue profundamente crítico con el culto vulgar al poder y al éxito que había surgido (en su opinión) como consecuencia de la unificación de Alemania por la fuerza militar en 1871, y sus ideas más famosas, como la “voluntad de poder” y el “superhombre”, debían aplicarse, según él, solo a la esfera del pensamiento y de las ideas, no a la política ni a la acción. Pero el vigor de su prosa permitió que esas frases se redujesen a lemas demasiado fáciles, desvinculados de su contexto filosófico y aplicados de un modo con el que él habría estado en rotundo desacuerdo. Su concepción de un ser humano ideal, libre de limitaciones morales, que se impusiese a los débiles a través del poder de la voluntad, pudieron apropiársela sin demasiado problema los que, a diferencia de él, creían en la reproducción selectiva de la especie humana de acuerdo con criterios raciales y eugenésicos. Fue decisiva en estas interpretaciones la influencia de su hermana Elisabeth Förster, que vulgarizó y popularizó sus ideas, destacando sus aspectos brutales y elitistas, y las hizo aceptables para los nacionalistas de extrema derecha. Escritores como Ernst Bertram, Alfred Bäumler y Hans Günther redujeron a Nietzsche a la condición de profeta del poder y su concepto del superhombre, a una invocación para la llegada de un gran caudillo alemán que no estuviese obstaculizado por las limitaciones morales ni por la teología cristiana».


Lunes, 12/9/2022. Leo hoy que ayer fue día de fiesta para José Antonio Kast, el candidato de Vargas Llosa a las últimas presidenciales chilenas: «El 11 de Septiembre de 1973», tuiteó, «Chile escogió la libertad y el país que tenemos hoy, es gracias a los hombres y mujeres que se alzaron para impedir la revolución marxista en nuestra tierra». Cuánta desfachatez e ignominia cabe en ese «escogió».

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Edgar Straehle sigue leyendo a Richard Evans, y hoy comparte otra cita interesantísima sobre las revoluciones simbólicas que precedieron a la Alemania de Hitler:

«La tarea que Papen se había propuesto era dar marcha atrás a la historia, no solo a la democracia de Weimar sino a todo lo que había sucedido en la política europea desde la Revolución francesa, y reconstruir, en lugar de la lucha de clases moderna, las bases jerárquicas de la sociedad del Antiguo Régimen. Como un signo, pequeño pero poderoso, de ese propósito, abolió el uso del símbolo clásico de la Revolución francesa en las ejecuciones, la guillotina, en zonas de Prusia donde había sido introducida en el siglo XIX, y la sustituyó por el instrumento prusiano tradicional, el hacha».

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Ha muerto Javier Marías. No tengo una opinión demasiado formada sobre él. No he leído sus libros y apenas sus columnas, donde, si acaso, adoptaba un papel de esnob cascarrabias, fustigador de la modernidad, el feminismo, etcétera, que me desagradaba. Pero me gustan los comentarios generosos y ponderados de Jónatham Moriche y Xandru Fernández. Moriche: «Hace décadas que dejé de leerle, pero Todas las almas, Corazón tan blanco y alguna otra de sus novelas son un pedazo de mi memoria sentimental y uno de mis primeros estímulos y modelos de escritura. Cariño y gratitud por eso». Fernández: «Para mí Javier Marías siempre será el esmerado traductor de El espejo del mar y un novelista excepcional, con un mundo que no me interesa demasiado pero que respeto por su solidez. Me importan un huevo sus excentricidades y desde luego no era Pinochet, hagan el favor».

Me parece genial, por otro lado, esto de Javier Montes:

«Yo creo que el éxito de Javier Marías a partir de los noventa, al menos en España, se debió en parte a que sus libros pertrecharon con una ética y una estética a una joven burguesía urbana e ilustrada que medraba y cogía confianza. Y que encontró en sus elegantes novelas lo que necesitaba: un espejo igualmente joven y favorecedor. […] Hay artistas que tienen […] el don [… de] describir y crear a la vez un grupo social. Lo dotan de una imagen estilizada y aspiracional que sirve luego de contraseña entre sus miembros. Woody Allen se inspiró en los burgueses intelectuales del Upper West Side neoyorquino tanto como se los inventó. Coderch construyó las casas que dieron techo común y estilo de vida compartido a la burguesía ilustrada catalana. Marías permitió a la burguesía culta y progresista madrileña (menos visible y vendible que la barcelonesa, pero que haberla, hayla) palparse y reconocerse como clase en sus novelas. [… El de Marías] era un Madrid acomodado y discreto, educado, de profesiones liberales y abolengo republicano, que miraba con desprecio los excesos horteras de banqueros y advenedizos de los pelotazos noventeros (aunque no dejase de beneficiarse oblicuamente de ellos) […]».

El runrún interior (68)


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Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, NevilleCrítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).

3 comments on “El runrún interior (67)

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  2. José M Ferrández

    Se empieza moviendo un tintero y se termina con la cabeza bajo la hoja de la guillotina

    Muy bueno, muy bueno

    Me he tenido que reir

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